Hay actualizaciones que afinan detalles y otras que directamente cambian el estándar. El nuevo DJI Mavic 4 Pro entra en esta segunda categoría. Este dron plegable profesional combina una triple cámara con sensores independientes, encabezada por una Hasselblad 4/3 de 100 megapíxeles, con un sistema de grabación en 6K a 60 fps HDR, perfiles logarítmicos de 10 bits, estabilización de rotación total y una autonomía que alcanza los 51 minutos de vuelo real gracias a una batería de 95 Wh y un cuerpo rediseñado para ser más eficiente en el aire.
A esto se suma un nuevo Infinity Gimbal capaz de girar 360°, grabar hacia arriba a 70° y ofrecer movimientos de cámara antes imposibles en un dron de este tamaño. El sistema de visión se ha rediseñado con sensores ojo de pez de alta sensibilidad, detección omnidireccional en 0,1 lux y LiDAR frontal para evitar obstáculos incluso sin GPS. Y el sistema de seguimiento ActiveTrack 360º permite rutas más naturales, con control sobre distancia y ángulo mientras el dron mantiene al sujeto encuadrado como si lo manejara un operador profesional.
Todo esto, junto con grabación All-I 4:2:2 en la versión de 512 GB, un almacenamiento interno generoso, compatibilidad total con perfiles D-Log, D-Log M y HLG, y cámaras con ópticas útiles (28 mm, 70 mm y 168 mm equivalentes), hacen que el Mavic 4 Pro no sea solo una mejora. Es una herramienta profesional lista para trabajar en cualquier entorno. Compacto, plegable y con todo lo que necesitas para grabar en serio, desde el primer vuelo.
DJI Mavic 4 Pro: sus tres cámaras al detalle
Aquí no hay sensores de pega ni cámaras que están “por si acaso”. DJI ha metido tres cámaras en el Mavic 4 Pro porque las tres sirven. Y no para lo mismo, precisamente. Cada una cubre una necesidad concreta, con resultados que aguantan el tipo tanto en proyectos rápidos como en producciones serias. No es postureo técnico, es funcionalidad pura.
La principal, como debe ser, es una Hasselblad con sensor CMOS 4/3, rediseñada para esta versión y con un salto que se nota en cuanto empiezas a mover el archivo en edición. 100 megapíxeles, una apertura de f/2.0 a f/11 y esa respuesta en color marca de la casa. No solo graba en 6K a 60 fps en HDR, también dispara en RAW apilado y saca unos 16 pasos de rango dinámico que se agradecen cuando la luz no lo pone fácil. Vamos, que no es solo para encuadrar paisajes bonitos: aquí hay material para trabajar de verdad.
La segunda, con equivalente a 70 mm, es una tele media pensada para encuadres más cerrados, planos de retrato y seguimientos con compresión. El sensor de 48 MP (1/1.3″) aguanta bien incluso cuando hay movimiento, y la cámara lenta a 4K/120 fps añade ese punto estético que muchas veces marca la diferencia. Ideal para rodar coches, personas o detalles que necesitan foco.
Y la tercera… es donde DJI se pone seria. 168 mm equivalentes, 50 MP y una estabilización pensada para que puedas grabar a esa distancia sin que parezca que el dron lleva resaca. El plano queda limpio, el enfoque va donde debe y, si lo que quieres es aislar un detalle en mitad de la nada, esta es tu herramienta. Nada de trucos de software ni zooms digitales: aquí hay lente de verdad.
Las tres comparten codificación 10 bits, perfiles logarítmicos (D-Log, D-Log M, HLG) y una calidad que no pide permiso. Y lo mejor: puedes pasar de una a otra sin pensar, sin hacer malabares en el aire ni cambiar de dron. Da igual si estás grabando desde el aire una ciudad, un seguimiento en carretera o una roca en medio del mar: el plano que quieres ya está ahí. Solo hay que elegir la cámara adecuada.
Infinity Gimbal: 360º de libertad real
Esto no es una mejora cualquiera. El nuevo Infinity Gimbal del DJI Mavic 4 Pro no solo estabiliza bien —que sería lo mínimo a estas alturas—, sino que abre la puerta a movimientos de cámara que hasta ahora estaban reservados a equipos de cine bastante más grandes (y más caros).
La gran novedad es clara: el sistema permite una rotación completa de 360 grados, algo que suena muy bien en papel y que, en la práctica, te deja hacer planos imposibles sin recurrir a trucos ni a postproducción. Ángulos torcidos, giros dramáticos, efectos de cámara subjetiva… ahora puedes meterlos directamente desde el vuelo, sin forzar la toma ni el cuello.
Y si te preguntas para qué sirve poder grabar hacia arriba con un dron, la respuesta llega en cuanto lo pruebas: el gimbal permite una inclinación de hasta 70º hacia el cielo, lo que abre encuadres completamente nuevos. Desde la base de un edificio, grabar hacia arriba ya no implica cortar medio plano. Ahora puedes encuadrar rascacielos, montañas o estructuras arquitectónicas desde perspectivas que antes eran directamente imposibles con un dron plegable.
Todo esto, por supuesto, sin perder ni un gramo de estabilidad. Porque aquí no se trata de moverse por moverse, sino de poder hacerlo con precisión. Y eso, cuando estás rodando algo serio, marca la diferencia entre una toma salvable y una que no hay que repetir.
51 minutos de autonomía real. Y vuelo nocturno sin miedo
Una cosa es lo que promete la caja y otra lo que pasa en el aire. DJI dice que el Mavic 4 Pro aguanta hasta 51 minutos de vuelo, y lo cierto es que, por lo que sabemos, no va muy desencaminado. Gracias a una batería de 95 Wh, un cuerpo más aerodinámico y una mejora en la eficiencia del sistema de propulsión, este dron no solo vuela más, sino que lo hace con seguridad y margen para repetir tomas sin ansiedad.
Pero la autonomía no es lo único que ha mejorado. El Mavic 4 Pro también vuela de noche con solvencia, y no solo gracias a los sensores de visión. Incorpora una combinación de sensores ojo de pez optimizados para baja luz, LiDAR frontal y un sistema de detección omnidireccional que funciona incluso en condiciones de iluminación mínimas, hasta los 0,1 lux. Para que te hagas una idea, eso es menos luz que la de una farola en una calle secundaria.
¿Vuelo sin GPS? También. El dron es capaz de memorizar su ruta de vuelo y volver por donde vino incluso sin señal satelital. Y si despegas desde un sitio poco ortodoxo —como un balcón, una cubierta o entre árboles—, no hay problema: reconoce el entorno, detecta obstáculos y aterriza donde debe.
Este no es el típico dron que se vuelve loco cuando se hace de noche o pierde cobertura. Está diseñado para operar cuando otros ni siquiera lo intentan. Y eso, si te dedicas a grabar con luz natural cambiante o en entornos poco controlados, vale más que mil promesas en la ficha técnica.
Seguimiento, control y seguridad: todo al máximo nivel
El DJI Mavic 4 Pro no solo vuela más, también vuela mejor informado. Y eso, cuando estás grabando algo que se mueve —como un coche, una bici o un sujeto entre árboles—, puede marcar la diferencia entre una toma fluida y un plano fallido. El nuevo sistema ActiveTrack 360º no solo mejora el seguimiento del sujeto, también lo hace más natural, estable y flexible.
Ahora puedes trazar rutas personalizadas de seguimiento, ajustar la distancia y el ángulo de cámara con libertad, y dejar que el dron mantenga el sujeto enfocado aunque esté parcialmente tapado por elementos del entorno. Todo esto sin saltos ni movimientos bruscos, y con una fluidez que hace que parezca que llevas un operador profesional colgado del cielo.
La visión omnidireccional, por su parte, es mucho más que sensores repartidos por el cuerpo. El sistema está compuesto por seis sensores ojo de pez específicos y una arquitectura de doble procesador que analiza el entorno en tiempo real con alta resolución. ¿Resultado? El dron sabe lo que hay alrededor suyo en todo momento, y es capaz de anticiparse a obstáculos con precisión quirúrgica, incluso en maniobras complejas o trayectorias curvas.
Esto se traduce en vuelos más seguros, más suaves y con menos intervención por parte del piloto. El dron corrige trayectorias, esquiva objetos y mantiene la toma viva sin necesitar que estés constantemente reaccionando. Y lo hace sin entorpecer la grabación, sin meter frenazos innecesarios ni vibraciones molestas.
Un sistema para grabar sin límites
Lo que propone DJI con el Mavic 4 Pro no es solo un dron más avanzado. Es un sistema pensado para que puedas grabar sin depender de accesorios extra, sin sufrir por la autonomía y sin tener que improvisar soluciones cada vez que surge un plano nuevo. Aquí todo está integrado, optimizado y pensado para fluir.
La batería rinde, las cámaras responden, el estabilizador permite movimientos imposibles, y el software hace su parte sin molestar. Da igual si grabas en vertical, si necesitas un seguimiento preciso o si vas a pasar dos días en montaña sin cargar equipo: el Mavic 4 Pro se planta ahí como una herramienta lista para aguantar el tipo.
Pero además, y esto es importante, es un dron que no te exige renunciar a nada. Puedes grabar en calidad pro con perfiles de color serios, editar con margen gracias a los 10 bits y al All-I 4:2:2 (en el modelo con 512 GB), y confiar en que los sensores harán su trabajo cuando estés volando bajo, de noche o entre árboles. No hay necesidad de trucos ni adaptaciones: puedes salir a grabar con él y volver con material válido.
Tabla de especificaciones DJI Mavic 4 Pro
Cámara principal | Hasselblad CMOS 4/3, 100 MP, f/2.0–f/11 |
Grabación principal | 6K/60 fps HDR, 16 pasos de rango dinámico |
Telecámara media | 70 mm eq., CMOS 1/1.3”, 48 MP, f/2.8, 4K/60 fps HDR, 4K/120 fps slo-mo |
Telecámara larga | 168 mm eq., CMOS 1/1.5”, 50 MP, f/2.8, 4K/60 fps HDR, 4K/100 fps slo-mo |
Perfiles de color | D-Log, D-Log M, HLG, All-I 4:2:2 10 bits (versión 512 GB) |
Estabilización | Infinity Gimbal, rotación 360º, inclinación hacia arriba 70º |
Autonomía | Hasta 51 minutos (batería 95 Wh) |
Sensores de visión | 6 sensores ojo de pez + LiDAR frontal |
Detección en baja luz | Operativo desde 0,1 lux |
Seguimiento inteligente | ActiveTrack 360º con rutas y control de ángulo |
Memoria interna | Hasta 512 GB (según versión) |
Transmisión y control | Compatibilidad con DJI RC 2 y DJI RC Pro 2 |
Peso del dron (aprox.) | 2,86 kg |