Texto y Fotos Indicadas : José Manuel Serrano Esparza
La exhibición mundial itinerante Génesis, con 250 imágenes en blanco y negro meticulosamente seleccionadas, fue la culminación de un proyecto fotográfico realizado por Sebastiao Salgado durante ocho años (2004-2012), investigando, explorando, captando con sus cámaras y sintiendo el legado no deteriorado de la Naturaleza (todavía alrededor del 46% del total).
Un homenaje visual a la Tierra que se convirtió en un hito en su ámbito, habiendo conseguido un tremendo éxito internacional desde su mismo estreno en el Museo de Ciencias Naturales de Londres el 11 de Abril de 2013, no sólo desde el punto de vista de la masiva asistencia de visitantes, sino especialmente con respecto a la potenciación de la conciencia social sobre la necesidad de preservar los santuarios naturales del planeta y las comunidades indígenas que fotografió en 32 países distintos, llamando la atención hacia la vulnerabilidad tanto de los frágiles paisajes como de las personas en peligro de extinción que deben ser salvadas, además de inspirar todo tipo de iniciativas para su custodia.
UNA COLECCIÓN ÚNICA DE IMÁGENES DE COPIAS EN BLANCO Y NEGRO SOBRE PAPEL BARITADO QUE MUESTRAN EL PLANETA ORIGINAL Y UNA FASCINANTE DIVERSIDAD
El núcleo conceptual del Proyecto Génesis ha sido un nuevo enfoque a través del cual el mundo animal y las plantas junto con los pueblos indígenas se convirtieron en epicentro de la actividad fotográfica, a diferencia de famosos proyectos previous a largo plazo como Sahel (1986), Trabajadores (1993), Terra (1997), Migraciones (2000) y Los Niños (2000), cuyos principales personajes eran seres humanos, una exploración constante de las poblaciones desplazadas y las implacables condiciones laborales sufridas por hombres y mujeres alrededor del mundo, plasmando la influencia de situaciones extremas en las vidas individuales de refugiados, nómadas, exiliados, todo tipo de trabajadores, etc, en calidad de humanista a la búsqueda de justicia social y usando la fotografía como modo de expresión.
Pero en Génesis, la recreación fotográfica del ciclo de la vida en una amplísima gama de criaturas animales, vegetales y minerales se convierte en la razón de ser, lo cual generó una fabulosa exhibición fotográfica que ha embelesado a millones de expectadores por todo el orbe, gracias a la captación de la asombrosa belleza de la naturaleza en lugares del planeta que no han sido tocados hasta ahora por el hombre, algo logrado a base de enormes esfuerzos continuos hechos entre 2004 y 2012 en muchas zonas distintas del mundo pertenecientes a los cinco continente, una potente búsqueda del mundo tal y como era en su origen y un llamamiento para curar el planeta del vacío entre hombre y naturaleza desencadenado por la vida moderna.
De este modo, tanto los asistentes a esta fantástica exhibición fotográfica comisariada por Lélia Wanick como los lectores de su libro catálogo, publicado por Taschen Verlag, pudieron ver imágenes en blanco y negro de primerísimo nivel que muestran paisajes de lugares prístinos que siguen floreciendo, divididos en cinco capítulos :
a) Planeta Sur, que plasma las Islas Galápagos, con especies animales como las iguanas,
tortugas gigantes, leones marinos, cormoranes y pingüinos, en las mismas zonas visitadas por Darwin durante su viaje con el barco Beagle en el siglo XIX, además de
las ballenas en el Antártico y el Atlántico Sur, los icebergs entre la Isla Paulet y las Islas Shetland del Sur en el Mar de Weddell en la Península Antártica, etc.
b) Los santuarios con zonas aisladas caracterizadas por su rica diversidad de especies,
Madagascar y Papúa Occidental, fotografiando tanto a la tribu Korowai como a los habitantes de las Islas Mentawai.
c) Africa, con sus leones, leopardos,
elefantes, gorilas de montaña de Ruanda, las dunas de arena de Argelia, el río Okavango en Botswana, los nómadas Dinka del Sudán, las mujeres Mursi y Surma del área Jinka en Etiopía (las últimas con platos insertos en sus labios).
d) Los Espacios del Norte, con rebaños de renos en el Círculo Polar Ártico, la Meseta del Colorado, la Península de Kamchatka en el Extremo Oriente Ruso, los Nenets de Siberia, la Cadena Montañosa Brooks en Alaska y la gente que vive sobre el hielo con sus trineos, perros y tiendas de campaña en las zonas norte de Canadá.
e) La Amazonia, con sus caimanes y jaguares, los ríos Amazonas, Negro y Juruá,
los pueblos Zó é y Yanomami en las selvas de Brasil, etc.
La exhibición fotográfica Génesis recorrió los museos de todo el mundo, mostrando estas sublimes copias gigantes en blanco y negro sobre papel baritado en el Museo de Historia Natural de Londres, Reino Unido (11 de Abril de 2013-8 de Septiembre de 2013), en el Museo Real de Ontario, Canadá (4 de Mayo-2 de Septiembre de 2013), en la Galería Peter Fetterman de Santa Mónica, Estados Unidos (29 de Junio-30 de Noviembre de 2013), en la Galería Huit de Arlés, Francia (1 de Julio-26 de Julio de 2013), en el Museo del Elíseo de Lausana, Suiza (20 de Septiembre de 2013-5 de Enero de 2014), en el Museo Caixa Forum de Madrid, España (17 de Enero-4 de Mayo de 2014), en el Palazzo della Ragioni en Milán, Italia (27 de Junio-2 de Noviembre de 2014), en el Fotografiska Museum Stadsg de Estocolmo, Suecia; en la Galería Polka de París, Francia (8 de Noviembre-20 de Diciembre de 2014), en la Galería Yancey Richardson de Nueva York, Estados Unidos (11 de Diciembre de 2014-24 de Enero de 2015), en el Centro Internacional de Fotografía de Nueva York, Estados Unidos (19 de Septiembre de 2014-11 de Enero de 2015), en el Caixa Forum de Barcelona, España (23 de Octubre de 2014-8 de Febrero de 2015), en la Fundación C / O de Berlín, Alemania (18 de Abril de 2015-16 de Agosto de 2015), en la Versicherungskammer Kulturstiftung de Munich, Alemania (9 de Octubre de 2015-24 de Enero de 2016) y otros.
Iceberg entre la Isla Paulet y las Islas Shetland del Sur. Antártida. 2005. Sebastiao Salgado confirma una vez más su gran don para captar instantes definitorios y de sublime belleza, plasmando el potencial de la naturaleza para adoptar distintas formas y texturas, tal y como ocurre con este enorme témpano de hielo cuyo progresivo deshielo ha generado forma de castillo medieval en su mitad superior derecha y una especie de arco a la izquierda.
Ver en papel baritado una copia en gran tamaño de imágenes como ésta durante la exposición itinerante mundial Génesis fue un inefable deleite para cualquier entusiasta de la fotografía.
TECNOLOGÍA ESTADO DEL ARTE AL SERVICIO DE LA OBTENCIÓN DE UN NEGATIVO PERFECTO
Desde el principio, todo el monumental Proyecto Génesis ha estado presidido por un factor clave : la búsqueda de los mejores negativos de blanco y negro posibles, a partir de los cuales poder conseguir extraordinarias copias fotográficas en grandes tamaños sobre papel baritado para exhibiciones.
De hecho, ésto ha sido una constante durante toda la carrera profesional de Sebastiao Salgado, que siempre ha tenido predilección por el uso de la mítica película de blanco y negro Kodak Tri-X 400 (también utilizó Kodak T-Max 3200, aunque en mucho menor porcentaje) en sinergia con algunas cámaras Leica R6.2 (acopladas a objetivos de 35 mm f/2, Macro-Elmarit-R 60 mm f/2.8 Macro y zoom Vario-Elmarit-R 80-200 mm f/4) y Leica M6 (acoplada a objetivos 28 mm f/2.8, 35 mm f/2 y 50 mm f/1.4) con las que obtuvo excelentes resultados en todos sus proyectos fotográficos a largo plazo realizados entre aproximadamente 1986 y 2004, con una estética de imagen única y muy distintiva en sus instantáneas, extrayendo el máximo del increíble potencial de la película de blanco y negro Kodak Tri-X 400 desde el punto de vista de la acutancia y la formidable plasmación de gamas tonales completas de escala de grises, muy visible en las copias fotográficas de sus exhibiciones itinerantes que han seducido a los asistentes a las mismas durante más de treinta años.
Incluso, Sebastiao Salgado fue capaz de mejorar el ya de por sí excelente revelador Kodak D-76, modificando sus elementos químicos y composición, obteniendo negativos Kodak Tri-X 400 algo más grises y con mucho mejor detalle, especialmente en las zonas de sombra, años antes de que Stéphane Cormer, prestidigitador del Kodak D-76, consiguiera óptimos resultados con dicha película Kodak Tri-X 400 en las zonas low key y medios tonos que prolongaban el tiempo de desarrollo para crear negativos muy ricos.
Pero al meditar sobre las grandes posibilidades del Proyecto Génesis con respecto a futuras exhibiciones fotográficas una vez completado, Sebastiao Salgado quería las mejores copìas posibles en gran tamaño, porque siempre ha concedido gran importancia al área técnica, ya que es lo que le permitirá restituir todas las emociones y sentimientos experimentados durante el acto fotográfico, a través de la creación de un negativo perfecto que muestre las densidades y valores tonales completos que él anhela, así como un gran nivel de detalle en las zonas low key. Y debido a sus dimensiones de formato con superficie 24 x 36 mm, los negativos de 35 mm tienen muchas limitaciones a la hora de conseguir copias fotográficas de calidad referencial para exhibiciones en tamaños más allá de un metro sobre papel baritado.
Ese fue el motivo por el que durante la primera etapa del Proyecto Génesis, entre 2004 y 2008, Salgado eligió una cámara analógica de formato medio Pentax 645, cuyo negativo de 6 x 4,5 cm es un 270% más grande que uno de 35 mm, por lo que la obtención de una gama tonal completa de escala de grises, gran nitidez y posibilidades de hacer grandes ampliaciones sobre papel fotográfico baritado con una muy precisa traducción de lo que el fotógrafo realmente experimentó y vió durante durante el momento irrepetible y mágico en el que presionó el botón liberador de su cámara e hizo la foto, son muy superiores.
Así pues, los negativos blanco y negro de formato medio 6 x 4,5 cm expuestos con la cámara analógica Pentax 645 y objetivos SMC 45 mm f/2.8, 55 mm f/2.8, 45-85 mm f/4.5, 75 mm f/2.8, 120 mm f/4 Macro y 300 mm f/5.6 fueron digitalizados con un scanner profesional Hasselblad Imacon, consiguiéndose soberbios resultados a través de mucho esfuerzo y una pléyade de pruebas, porque no fue posible utilizar película de blanco y negro Kodak Tri-X 400 (sólo disponible en rollos 120 con capacidad para 16 disparos) y el equipo de la Agencia Amazonas Images se vió obligado a utilizar rollos de película 220 de blanco y negro Kodak Tri-X 320, que permitían 32 disparos, pero cuyos rasgos sensitométricos son menos adecuados para el reportaje que con la clásica emulsión Kodak Tri-X 400, por lo que es más difícil trabajar con ella en fotografías de contraluz al forzar.
Pero los controles de rayos X en los aeropuertos de todo el mundo generaron muchos riesgos e incluso algunos rollos de 220 fueron dañados, al carecer de los envoltorios metálicos de las películas formato 24 x 36 mm.
Al mismo tiempo, el maelstrom de la fotografía digital había llegado al Proyecto Génesis en su fase intermedia, y en 2008 era ya evidente que los stocks de películas analógicas de formato medio y los papeles fotográficos empezarían a escasear.
De este modo, Sebastiao Salgado, Lélia Wanick y el equipo de la Agencia Amazonas decidieron llevar a cabo la transición de fotografía analógica a digital, y desde entonces en adelante, el fotógrafo brasileño utilizó una cámara digital full frame Canon EOS 1Ds Mark III con objetivos Canon EF 24-105 mm f/4L y Canon EF 70-300 mm f/4-5.6 L IS USM para hacer el resto de fotos del Proyecto Génesis hasta 2012, a causa de la gran calidad de imagen que producía, incluso a sensibilidades muy altas, el amplio surtido de ópticas profesionales disponibles, una asombrosa versatilidad y una ventaja adicional : usaba tarjetas digitales capaces de albergar una cantidad de disparos mucho mayor (bastantes cientos) que un rollo de película de 220 (32 exposiciones tamaño 6 x 4,5 cm) con un peso mucho más ligero, y los controles de rayos X de los aeropuertos no las dañaban.
Pero Sebastiao Salgado tiene un standard cualitativo muy alto de las imágenes fotográficas, con epicentro en las copias finales sobre papel baritado y cuyas fases de producción siempre ha verificado personalmente, controlando todo de principio a fin, con la fotografía sobre papel como elemento háptico y principio fundamental, por lo que no quiere ver las imágenes en una pantalla de ordenador, prefiriendo seguir con su método muy tradicional y fiable de crear miles de copias de lectura 13 x 18 cm sobre papel baritado elegidas a partir de las hojas de contactos.
Los archivos digitales RAW obtenidos con la Canon EOS 1Ds Mark III son excelentes en cuanto a nitidez y contraste, pero Salgado siempre intenta conseguir con la fotografía digital resultados analógicos comparables a la muy especial estética de imagen, grano, soberbia gama tonal y nivel de detalle y microcontraste en las sombras que ha logrado con la película de blanco y negro Kodak Tri-X 400 durante treinta años.
Y ésto se convierte en un problema difícil de resolver, porque la Kodak Tri-X 400 de blanco y negro es junto con la Kodachrome color virtualmente imposible de emular con archivos digitales, y sólo la empresa DXO film con sus softwares específicos ha podido acercarse algo hasta ahora.
Ello constituyó un punto de inflexión en el Proyecto Génesis que ha sido explicado minuciosamente por Philippe Bachelier, gran fotógrafo francés que ha publicado sus obras en prestigiosas revistas y periódicos como Le Monde, Los Angeles Times, L´Equip Magazine y otras, además de ser un muy experimentado profesional en las técnicas fotográficas de blanco y negro, tanto en el ámbito argéntico como digital, un gran positivador de copias sobre papel fotográfico baritado viradas al selenio y un auténtico alquimista del cuarto oscuro.
Fue Philippe Bachelier quien reveló la mayoría de películas de blanco y negro de Sebastiao Salgado del Proyecto Génesis entre 2004 y 2008, mientras que Dominique Granier (uno de los mejores positivadores de la historia) hizo las copias finales de gran tamaño sobre papel baritado de los negativos 4 x 5 (10 x 12 cm) creados digitalmente para las exhibiciones Génesis, así como las de colección, optimizándose los resultados mediante la sinergia entre la supervisión permanente realizada por Sebastiao Salgado, el trabajo de un formidable equipo de expertos franceses en imagen analógica, imagen digital y cuarto oscuro clásico y la encomiable labor de dos laboratorios fotográficos de referencia : Imaginoir y Dupont, ambos en París.
Este gran equipo estuvo integrado por Valérie Hue (que trabajó como positivadora de la Agencia Magnum en París durante 24 años, entre 1983 y 2007, en colaboración con un gran elenco de fotógrafos profesionales franceses, además de ser una autoridad en el tratamiento de imágenes digitales), Olivier Jamin, Adrien Bouillon (positivador de gran experiencia, creador de las copias de lectura tamaño 13 x 18 cm para Sebastiao Salgado, y poseedor de un profundo conocimiento tanto de impresión analógica como de visualización de imágenes en ordenadores Mac), Marcia Navarro Mariano (destacada editora gráfica, con gran habilidad y know-how en la supervisión de las diferentes etapas de descarga de archivos RAW a ordenadores para su manejo con Lightroom, la codificación de imágenes y su impresión en hojas de contactos) y Dominique Granier.
Y la simbiosis entre Sebastiao Salgado, Lélia Wanick (una fuerza motriz en sí misma como comisaria y organizadora de la exhibición Génesis, además de ser la productora del libro editado por Taschen) y este muy cualificado grupo de expertos franceses en fotografía analógica y digital, ha permitido conseguir una asombrosa hazaña : reproducir el grano exacto de la película Kodak Tri-X 400 (la emulsión de blanco y negro con la que Salgado ha trabajado la mayor parte de su vida) en la imagen digital, engendrando un modo de trabajo similar al que ya había desarrollado durante sus treinta años previos como fotógrafo analógico, captando ahora todo con tarjetas digitales en vez de rollos de película, pero teniendo hojas de contactos y copias en papel fotográfico baritado hechas para él y creando negativos de blanco y negro tamaño 4 x 5 (10 x 12 cm) a partir de las imágenes originales generadas como archivos digitales RAW.
Por tanto, Salgado no necesita ver la pantalla de un ordenador, la pantalla trasera de una cámara digital, niveles, histogramas, curvas MTF de objetivos, etc, y seguirá haciendo las cosas conforme a su experiencia y su enorme cultura visual fotográfica, trabajando con hojas de contactos y copias de lectura, editando con una lupa, y con la fuerza e impacto de las fotos en papel como piedra angular de su modo de entender la fotografía, anhelando en todo momento una copia perfecta sobre papel baritado hecha con una ampliadora estado del arte para exhibiciones internacionales como objetivo fundamental y una filosofía de impresión firmemente enraizada en los principios básicos establecidos a principios de los años cincuenta por los legendarios maestros positivadores Georges Fèvre y Pierre Gassman en los laboratorios Picto de París y potenciados desde los años ochenta por Jean-Yves Bregand (maestro positivador con tremendo conocimiento, capaz de equilibrar la preservación de transiciones locales, realzando a la vez el contraste de modo excelso) en los Laboratorios Imaginoir de París.
Aunque parte de archivos digitales RAW, es un método relacionado casi al 100% con el método de trabajo artesanal encarnado por la élite de los positivadores que utilizaban cuarto oscuro analógico, ampliadoras de muy alta calidad y películas químicas de blanco y negro, gracias a su enorme conocimiento y experiencia, en simbiosis con un esfuerzo concienzudo de muchas horas o incluso días de trabajo en el laboratorio fotográfico hasta conseguir la copia perfecta con cada imagen : Pierre Gassman, Georges Fèvre, Ansel Adams, Eugene Smith, Bruce Barnaum, Pablo Inirio, Teresa Engle Moreno, Igor Bakht, Voja Mitrovic, Giulietta Verdon-Roe, David Vestal, Nathalie Loparelli, Juan Manuel Castro Prieto, Dominique Granier, Pepe Frisuelos y otros.
Porque el equipo de Amazonia Images ha conseguido mejorar cada vez más una modalidad de sistema híbrido que utiliza archivos digitales RAW como punto de partida, pero después tiene como pilar fundamental el concepto de fotografía háptica cualitativa y estéticamente fílmica en cuanto a su imagen, con las inmensas posibilidades de control y meticulosidad que ello supone, proporcionadas por la fotografía digital, a pesar del hecho insólito de que la mayoría de fases de trabajo son analógicas y conceptualmente muy vinculadas a grandes fotógrafos que usan todavía película de blanco y negro Kodak Tri-X 400 que revelan en laboratorio clásico químico, como Kosuke Okahara, que crea hojas de contactos, además de elaborar y verificar muchas copias de prueba, escaneando a continuación sus espléndidas copias de laboratorio para crear archivos digitales de muy alta calidad que permiten hacer copias de gran tamaño para exhibiciones en las que es palpable la notable importancia del efecto de acutancia generado por una emulsión química como la Kodak Tri-X 400 (y la verdaderamente admirable emulación digital de dicha película de blanco y negro lograda por el Equipo Génesis), que posee un grano visible pero estéticamente muy agradable y diseñado para conferir contornos bien definidos a los perfiles y detalles de los sujetos, hasta tal punto que a veces es posible obtener imágenes con mayor percepción visual de nitidez que con películas de blanco y negro de baja sensibilidad ISO 25 ó 32 que ofrecen gran poder de resolución y grano apenas perceptible.
Génesis es probablemente el proyecto fotográfico más colosal de toda la Historia de la Fotografía, junto con Pittsburgh de Eugene Smith, cuyo tremendo nivel de autoexigencia y niveles de calidad virtualmente inalcanzables, así como la precisión en la restitución del acto fotográfico para expresar sus ideas acerca del mundo, siguen siendo uno de los referentes fundamentales en el ámbito de la fotografía documental de todos los tiempos, del mismo modo que Ansel Adams continúa siendo el patrón en el entorno de paisajes, con las estratosféricas copias que consiguió utilizando cámaras de gran formato 4 x 5 (10 x 12 cm), película Kodak Tri-X 400 de gran formato y revelador Kodak HC-110.
Pese a beneficiarse de diferentes tecnologías, cámaras fotográficas y materiales del máximo nivel, tanto el Proyecto Génesis de Salgado como las legendarias fotos de Ansel Adams compartieron atávicamente un objetivo fundamental potenciado por su sublime visión fotográfica : la creación de las mejores copias posibles en tamaños grandes, que rezuman excepcionales matices tonales y nivel de detalle en sombras a partir de negativos 4 x 5 ( 10 x 12 cm) como forma de comunicación visual, así como el desarrollo de técnicas de impresión que se amoldaron a sus respectivas formas de entender la fotografía, supervisando personalmente y controlando de modo íntegro cada fase, a fin de asegurarse de que sus imágenes transmiten el significado deseado.
LÉLIA WANICK SALGADO, FIGURA ABSOLUTAMENTE CLAVE EN EL NACIMIENTO Y ÉXITO DEL PROYECTO GÉNESIS
Puede afirmarse sin ambages que la trayectoria como creador de imágenes de Sebastiao Salgado no habría tenido lugar sin la presencia y ánimo constante de su esposa Lélia Wánick, una mujer excepcional que le ha apoyado siempre con toda su alma desde que decidió dedicarse a la fotografía en 1973, tras hacer algunas fotos en Francia con una Pentax Spotmatic que había comprado Lélia mientras completaba sus estudios de arquitectura en París, ciudad en la que ambos han vivido durante muchos años.
Pero es que además, Lélia Wánick es una fuerza motriz en sí misma, con una tremenda capacidad de trabajo y organización, aderezada por un muy buen gusto y una más que contrastada creatividad para diseñar la presentación de todas y cada una de las exposiciones fotográficas con imágenes en blanco y negro del fotógrafo brasileño, al igual que sus libros.
Lélia Wánick, que siempre fue socia y compañera de Sebastiao Salgado en todo lo que hizo, posee además una gran cultura fotográfica y artística, con amplia experiencia en la gestión y organización de todo tipo de eventos, espacios para exhibiciones de imágenes y producciones en el mundo de la fotografía, habiendo sido hasta la fecha comisaria de más de 300 exposiciones fotográficas de Sebastiao Salgado por todo el mundo, fundadora de las revistas Photo Revue y Longe Vue, Premio Especial de Publicación del Centro Internacional de Fotografía de Nueva York en 1994 por el libro » Trabajadores » con fotografías de Sebastiao Salgado y que ella diseñó, directora de una galería fotográfica de la Agencia Magnum y productora del documental The Salt of the Earth (2014), dirigida por Wim Wenders y Juliano Ribeiro Salgado, que trata sobre la vida y trayectoria profesional de Sebastiao Salgado, que ganó un premio especial en el Festival de Cine de Cannes en 2014 y fue nominada al Óscar de Hollywood al Mejor Documental.
Durante décadas, Lélia Wánick ayudó constantemente a Sebastiao Salgado a elegir sus mejores fotos entre distintas copias en papel fotográfico tamaño 24 x 30 cm.
Además, Sebastiao Salgado y Lélia Wánick Salgado se han convertido también con el paso de los años en grandes expertos en edición y selección de imágenes, gracias a su experiencia y contacto con grandes profesionales en este sector como Jimmy Fox (editor fotográfico de la Agencia Magnum durante más de 30 años), Robert Delpire (una de las personalidades más importantes en la historia de la fotografía, editor de libros de William Klein, Robert Frank, Henri Cartier-Bresson, George Rodger, Werner Bischof, Inge Morath, Josef Koudelka, Lartigue, Brassai, Robert Doisneau, René Burri y muchos otros), Michael Rahm (London Sunday Times), Neil Burgess (Director de la Agencia Magnum en Londres desde 1986), Robert Pledge (fundador en 1976 de la agencia fotográfica Contact Press Images y otro de los más importantes editores fotográficos de todos los tiempos), Dimitri Beck (Director de Fotografía de Polka Gallery en París desde 2008) y otros.
Fue también Lélia Wánick quien creó, diseñó y editó la fastuosa Génesis Edición Especial Coleccionista, numerada y firmada por Sebastiao Salgado, que consta de dos grandes volúmenes tamaño 46.8 x 70 cm encuadernados en cuero y tela.
Sebastiao Salgado siempre ha confiado totalmente en la gran capacidad de Lélia Wánick para generar una y otra vez ideas brillantes que durante cuarenta años han potenciado notablemente sus proyectos fotográficos, libros y exposiciones internacionales.
Y fue Lélia Wánick quien salvó a Sebastiao Salgado en los momentos más difíciles de su vida,
cuando padeció una crisis existencial tras volver de hacer su reportaje durante el genocidio de 2 millones de personas en Ruanda y sus consecuencias entre 1994 y 1997, viendo morir en directo a muchos miles de personas en diferentes lugares como el campamento de refugiados de Kibumba en el puesto fronterizo de Goma, Zaire (donde 350.000 ruandeses que habían llegado huyendo de las matanzas del Frente Patriótico Ruandés, de mayoría tutsi, hicieron filas interminables para poder beber agua y la mayoría de ellos murieron de cólera); los miles de refugiados ruandeses que llegaron agotados a la aldea de Kisesa, en la región de Kisangani (Zaire); los 1.000 niños huérfanos muy pequeños (hijos de refugiados ruandeses que habían muerto durante la huída) a los que Sebastiao Salgado vió alineados a lo largo de las vías del tren en el pueblo de Biaro (Zaire), la mayoría de los cuales murieron en pocas horas; el campamento de refugiados en Benako, Tanzania (con decenas de miles de refugiados ruandeses que todavía en 1997 huían de las masacres), etc.
Así pues, como resultado de las experiencias extremas que vivió durante su cobertura del éxodo forzoso de cientos de miles de personas ruandesas que huían intentando salvar sus vidas y a miles de las cuales Sebastiao Salgado vió morir,
el fotógrafo brasileño cayó en una profunda depresión y estuvo a punto de abandonar la fotografía.
Visitó varios médicos y psicólogos que le recomendaron que dejara de hacer fotos en contextos tan sumamente dramáticos, con tanto sufrimiento y devastación,
porque estaba enfermo y podía morir de agotamiento y desesperanza.
Pero en 1997, los padres de Sebastiao Salgado, que eran ya muy mayores, decidieron legar su enorme granja en el sureste de Brasil a Sebastiao Salgado y su esposa Lélia Wanick, que habían conocido la granja cuando sus tierras eran fértiles y rodeadas de vegetación tropical, pero se encontraron una zona muy distinta,
ya que la tierra estaba totalmente erosionada, apenas había especies animales y la cantidad de árboles había descendido enormemente.
Lélia Wánick convenció a Sebastiao Salgado para intentar devolver la granja a su gran esplendor original, con una amplísima variedad de árboles, plantas, animales y aves de todo tipo, fundando en 1998 el Instituto Terra en Aimorés (Brasil), un gran proyecto medioambiental para recuperar el biotopo de bosque atlántico.
Y al cabo de pocos años lo consiguieron, tras plantar 2,500.000 árboles nuevos de 290 especies nativas distintas, con lo que a partir del año 2000, Sebastiao Salgado volvió a tener muy buen ánimo, ganas de vivir y de nuevo un gran deseo de seguir fotografiando, hasta que Lélia Wánick le sugirió que empezara a hacer fotos de naturaleza en todo el planeta tierra, captando con su cámara los lugares todavía intactos, más bellos e interesantes que no habían sido destruidos.
Fue así como nació el Proyecto Génesis, cuya elaboración habría de durar ocho años, entre 2004 y 2012.
TODAVÍA HAY ESPERANZA PARA EL FUTURO DEL PLANETA
Durante un significativo porcentaje de su carrera, Salgado ha fotografiado una amplísima variedad de contextos, tanto humanos como de degradación medioambiental y destrucción : migraciones de personas que sufren condiciones de vida muy duras, fábricas que contaminan, enormes depósitos de basura, genocidios como el que ocurrió en Ruanda en 1994 con dos millones de personas asesinadas, epidemias letales como el cólera en el campo de refugiados de Goma (Zaire) que mató a miles de personas cada día, el dolor, la miseria, la frecuente violencia ejercida sobre ellos por la policía militar y el trabajo extenuante de los Garimpeiros de Sierra Pelada (Brasil), que extraían manualmente el oro con técnicas muy similares a las utilizadas por los esclavos del siglo XVIII en las minas, y que llevaban sobre su espalda bolsas muy grandes y pesadas llenas de arena, subiendo escaleras muy escarpadas y peligrosas, las víctimas del hambre en Etiopía con masiva presencia de niños con Kwashiorkor, la guerra en Afghanistan, la limpieza étnica en Bosnia, los refugiados sudaneses huyendo de la guerra, los granjeros ecuatorianos desplazados, la grave sequía de Níger en 1973, etc.
Demasiado sufrimiento, demasiada destrucción, demasiadas personas que viven en condiciones terribles fueron fotografiadas por Sebastiao Salgado durante más de treinta años.
Algo que tuvo su clímax de desesperación durante su cobertura del genocidio en Ruanda en 1994, cuando presenció cosas horribles y la muerte de miles de personas, hasta tal punto que cundió en él el desánimo interno y sólo el constante apoyo y fuerza de su esposa y amor de su vida Lélia Wanick hicieron que no abandonara.
Esa fue la razón por la que Sebastiao Salgado comenzó a abordar en 2004 el Proyecto Génesis, que marcó un decisivo punto de inflexión en su carrera fotográfica y existencia como ser humano, además de la posibilidad de ver la luz al final del túnel que había sido la realización de Éxodo, con todas las experiencias límite y el horror que significó y los muchos sufrimientos perpetrados por el hombre que contempló.
Ahora se trataba esencialmente de potenciar el concepto de paisaje como ente vivo que tenía que ser conocido en profundidad para poder fotografiarlo adecuadamente,
Necesitaba algo para restaurar su fé en la Humanidad, y el Proyecto Génesis se convirtió en una especie de línea vital para él,
para poder empatizar de nuevo e involucrarse íntimamente con sus sujetos, siendo capaz de permanecer durante muchas horas en medio de la naturaleza, fusionándose con los paisajes, observando, encuadrando y trabajando a destajo con la luz para revelar estructuras, texturas, matices, etc.
De este modo, los paisajes de todo el mundo en distintas estaciones del año se convirtieron en una fuente inagotable de posibilidades para fotografiar con luz natural, especialmente en imágenes de contraluz (su tradicional sello distintivo que constituye gran parte de las fotografías que hace) para realzar magistralmente contornos y volúmenes, ámbito en el que Salgado es un auténtico mago, además de extraer el potencial de asbtracción inherente al blanco y negro para transmitir símbolos y significados.
Las fotografías de Génesis destacan por su contundente poder estético y el viaje interior a través de la captación de imágenes por un hombre que ha visto mucho, ha mirado bien y nos muestra la sobrecogedora belleza de la naturaleza, los animales y los pueblos indígenas de distintas partes del mundo, a los que ha dedicado muchísima energía y pasión.
Sebastiao Salgado siempre ha subrayado que con Génesis quiso mostrar la dignidad y belleza de la vida en todas sus facetas y el hecho de que todos compartimos el mismo origen.
Un objetivo en el que influyó notablemente su experiencia de infancia y juventud, ya que nació en una granja del interior de Brasil en la que su padre le llevaba a los puntos más altos y le enseñó a amar las luces, el principio de la estación de las lluvia, creció viendo cielos cargados de nubes y tormentas a través de las cuales se filtraba la luz, entre enormes extensiones de terreno, arroyos, temporadas de lluvia, etc.
Así pues, tras conseguir junto con Lélia Wánick repoblar con árboles la enorme granja que había pertenecido a sus padres, dicho espectáculo de recreación del ciclo de la vida generó una gran motivación en el fotógrafo brasileño, que animado por su esposa,
decidió plasmar con su cámara la belleza natural de los lugares del planeta que no habían sido destruídos por la mano del hombre.
Por otra parte, con la amplísima gama tonal presente en sus fotografías, el contraste entre zonas low key y high key, y su sublime captación de texturas, Sebastiao Salgado demuestra una y otra vez su fabuloso dominio de la monocromía, que evoca con frecuencia el tratamiento de luces y sombras de grandes maestros del claroscuro como Rembrandt.
Pero es también un tipo de imágenes en las que el fotógrafo ha de integrarse plenamente en lo que le rodea, fusionarse con el paisaje, estar durante muchas horas esperando el momento óptimo con la mejor calidad y dirección de luz, elegir el encuadre más adecuado, avanzando a menudo a través de caminos ancestrales en los que recibió mucha energía del pasado, tal y como sucedió durante sus viajes a Etiopía, en cuyas montañas hizo 150 km a pie, porque no hay carreteras.
Fue un periplo con gran desgaste físico, tal y como ocurrió con su cobertura de las montañas Brooks Range en Alaska, cuando un avión le dejó en la zona, donde estuvo una semana haciendo fotos, y le recogió después.
Todo para plasmar en imágenes como el ser humano puede vivir en armonía con esos lugares, en los que el fotógrafo descubrió el sentido de lo esencial.
Son fotografías con una belleza formal tremenda y enorme calidad técnica, que enamoran al observador por su exquisito manejo de luces y sombras, la composición, la captación de atmósferas muy especiales, la representación fidedigna de volúmenes y texturas que hace que casi puedas tocar cada rama de árbol, cada duna, cada iceberg, etc.
No es pues de extrañar que la exposición itinerante Génesis tuviera un gran éxito en todo el mundo, que se vió reforzado por el apoyo de prestigiosas galerías fotográficas como Nicholas Metivier Gallery en Toronto (Canadá), Peter Fetterman Gallery en Santa Mónica (California), Sundaram Tagore Gallery en Londres, Nueva York y Singapur, Robert Klein Gallery en Boston, Yancey Richardson Gallery de Nueva York y otras, que vendieron muchas copias sobre papel baritado para coleccionistas en tamaño 50 x 60 cm, 60 x 88 cm y 91 x 127 cm.
También fue fundamental en la difusión y éxito de Génesis la gran labor realizada por Miguel González Navarro, Premio Foto Press España 1983 durante su etapa como fotógrafo en la Agencia Cover (de la que fue director entre mayo de 1992 y diciembre de 1994), Director de la Agencia Fotográfica Contacto desde 1995, eximio editor gráfico, gran amigo de Sebastiao Salgado desde hace 35 años, representante en España de su obra, de la que es un reconocido experto, y que en sinergia con la Fundación La Caixa pudo presentar de nuevo Génesis en España en 2018, cuatro años después de su estreno en versión museística, a través del Programa Arte en la Calle, que permitió la exhibición en las calles de distintas ciudades españolas de 38 fotos de Génesis cuidadosamente seleccionadas y en gran formato, para que todo el mundo pudiera verlas.
Con Génesis, Sebastiao Salgado se reencuentra con la naturaleza, tras muchas décadas dedicado a fotografiar a lo largo y ancho del mundo a personas en situaciones extremas, migraciones forzadas, trabajadores explotados, etc.
Son imágenes que utiliza para expresar lo que quiere comunicar, porque las fotografías cuentan una historia.
Un tipo de imágenes que precisan mucho tiempo, planificación, tranquilidad, sensibilidad, intuición y meticulosa elección de los instantes y lugares significativos que han de ser plasmados con la cámara, por lo que los proyectos fotográficos de Sebastiao Salgado siempre han sido a largo plazo y necesitó años para poder desarrollarlos, utilizando de modo admirable el gran potencial del blanco y negro para crear imágenes atemporales y enfartizar el contenido emocional de sus sujetos.
Sebastiao Salgado es asimismo un fotógrafo con una mirada única, repleta de talento y experiencia, sabe ver la foto, que es para él una integración entre alma y mente, una forma de vida
en la que sus viajes a África también fueron decisivos para él, por su enorme mezcla de culturas, idiomas, paisajes y climas en sinergia con la idea de comunidad y solidaridad que siempre han sido dos principios muy importantes en su vida.
No obstante, lo más importante para Sebastiao Salgado en sus imágenes de Génesis no es la luz y la composición, sino la dignidad e integración con la naturaleza de las personas a las que fotografía, amar a las personas y escenarios naturales que capta, el equilibrio, belleza y majestuosidad de los paisajes y su convencimiento de que es un error pensar que el futuro de la humanidad sólo es posible con tecnología, sin un regreso al menos espiritual al planeta y una integración con él, en armonía y respeto, que hoy en día se ha perdido en los » países más civilizados » y tecnológicamente avanzados.
Génesis fue además una oda visual a la majestuosidad y fragilidad de la Tierra, y el riesgo de perder sus paisajes y biodiversidad si no la cuidamos.
Destaca también el hecho insólito de que pese a no ser un especialista en fotografía de naturaleza, paisaje y fauna, Salgado hizo con Génesis un espléndido trabajo, hasta el punto de que tanto la venta del libro como las exhibiciones fotográficas Génesis en distintos países de varios continentes con imágenes en gran formato, tuvieron un enorme éxito de público, además de impresionar también a un amplio espectro de profesionales de la creación de imágenes.
Una dinámica que se había iniciado con su mítico reportaje sobre los garimpeiros extrayendo oro en la mina de Sierra Pelada en Brasil en 1986, cuando Phillip Clarke, editor de la revista Sunday Times Magazine, recibió cientos de miles de cartas de lectores agradeciendo la información con fotos de dicho reportaje publicada pocos días antes, todo un hito en el sector, ya que por aquel entonces las historias fotográficas en color eran abrumadoramente mayoritarias en las revistas ilustradas y no era fácil vender reportajes en blanco y negro.
Por otra parte, la paciencia, dedicación plena y máxima concentración son aspectos totalmente inherentes a las imágenes captadas por Sebastiao Salgado, que siempre ha manifestado que para hacer el tipo de fotos que él realiza se necesita mucho tiempo y poner todo el cuerpo y alma en ellas.
Es por ello que el fotógrafo brasileño ha luchado por ir mucho más allá de las primeras impresiones, fotografiando sus sujetos y paisajes de modos distintos, a distintas horas del día y estaciones del año, con diferentes direcciones y calidades de luz, al servicio de una narrativa visual y comunicadora en la que se involucra emocionalmente con las imágenes que capta, en un retorno a la esencia de la naturaleza y como el ser humano encaja en ella, habiéndose adaptado a diferentes ecosistemas.
Ni que decir tiene que Génesis, prodigio de composición, luz y un look muy especial en las imágenes, fue un proyecto épico, fruto de un colosal esfuerzo por parte del fotógrafo brasileño, con muchos momentos duros y al borde de la extenuación, que confirmó el extraordinario ojo fotográfico y talento a raudales de Sebastiao Salgado para captar los más diversos escenarios naturales, con gran respeto y plasmando magistralmente su grandiosidad y belleza, potenciada de modo más que notable por el buen hacer de Lélia Wanick, con su cuidada presentación de las imágenes en diferentes espacios, así como la brillante selección de las mejores fotografías y tamaño de las mismas,
con el objetivo de que los espectadores tomaran conciencia acerca de la necesidad de preservar el planeta y pudieran vivir una experiencia única e inolvidable a través del lenguaje universal que es la fotografía, tal y como ocurrió con la exposición itinerante Génesis por todo el mundo, ya que la impresionante calidad de impresión y percepción háptica, casi táctil, de las imágenes en tamaño muy grande sobre papel fotográfico baritado de esta exhibición fotográfica, supera con creces a cualquier observación de dichas imágenes en la pantalla de un ordenador o un libro.