Pulitzer 2025: una bala rozando a Trump y las sombras de una prisión siria

Hay premios que se celebran por inercia, y otros que todavía logran recordarnos por qué existen. Los Pulitzer de Fotografía 2025 pertenecen al segundo grupo. Este año, los dos galardones más importantes del fotoperiodismo no han premiado la espectacularidad vacía ni la estética sin fondo. Han reconocido el valor de estar en el sitio, mirar con intención y contar con imágenes lo que no siempre se puede escribir.

Uno de esos trabajos capturó un instante que, por segundos, pudo cambiar la historia política de Estados Unidos: el intento de asesinato de Donald Trump durante un mitin electoral. El otro retrata una herida que sigue supurando lejos de los focos: la represión en la prisión siria de Sednaya, donde el silencio pesa más que los muros. Ambos tienen algo en común: son trabajos duros, incómodos y profundamente necesarios. Fotografías que no buscan likes, sino memoria.

Doug Mills y Moises Saman no hacen la misma fotografía, ni trabajan con el mismo ritmo, pero comparten algo esencial: la capacidad de contar desde dentro. Y eso, hoy más que nunca, merece ser reconocido.

Doug Mills y el instante que pudo cambiar la historia

En la categoría de Breaking News Photography, el premio ha sido para Doug Mills, fotógrafo de The New York Times y veterano de la Casa Blanca. Su trabajo fue capturado durante el intento de asesinato de Donald Trump durante un mitin en Pensilvania en julio de 2024. La imagen más reproducida es una de esas que se convierten en documento histórico por derecho propio: muestra una bala pasando a escasos centímetros de la cabeza del expresidente. Trump, con la mandíbula apretada y la vista fija. El disparo, congelado en pleno vuelo.

Mills no solo estuvo ahí: supo estar. Con precisión quirúrgica y los reflejos de alguien que lleva décadas detrás de la cámara, captó un momento que, por un segundo, pendió entre el caos y la historia. No es solo una foto de acción. Es una imagen cargada de tensión política, simbología y riesgo. No hay nada impostado. Solo realidad, muy bien contada.

Moises Saman y las cicatrices invisibles de Siria

El Pulitzer de Feature Photography ha ido a parar a un trabajo completamente distinto, pero igual de potente. Moises Saman, miembro de Magnum Photos y colaborador habitual de The New Yorker, ha documentado con una serie de imágenes en blanco y negro la prisión de Sednaya, en Siria, y las secuelas de la represión del régimen de Bashar al-Asad.

Aquí no hay balas volando. Hay silencio. Rostros marcados. Paredes que han oído demasiado. Las fotos de Saman no necesitan explicarse: la atmósfera lo dice todo. Es un trabajo comprometido, lento, íntimo. Lejos de los flashes y del ruido, pero con un peso visual que se queda clavado en la memoria. Fotografías que no solo muestran, sino que invitan —casi obligan— a mirar con calma lo que normalmente pasamos por alto.

Dos formas de mirar. Una misma intención

Mills y Saman no hacen el mismo tipo de fotografía, ni se mueven en los mismos entornos. Pero sus trabajos tienen algo en común: la capacidad de contar desde dentro. Ya sea con el obturador apretado en mitad de un tiroteo o con el encuadre medido en una celda en ruinas, ambos fotógrafos demuestran que el fotoperiodismo no es solo cuestión de estar en el sitio. Es cuestión de saber mirar.

En tiempos en los que la imagen parece diluirse entre filtros, likes y titulares que duran lo que tarda en refrescar la pantalla, premios como estos —cuando se dan bien— sirven como recordatorio: la fotografía sigue teniendo peso, sigue contando lo que importa y sigue siendo una herramienta que, bien usada, no necesita explicación. Solo respeto. Y eso, este año, ha quedado claro.

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