UNA MIRADA ANTROPOLÓGICA DE LA FOTOGRAFÍA
La presente reflexión es otra de las que iré añadiendo en los proximos días , con la idea de ir abonando el terreno reflexivo para el próximo seminario que voy a dirigir en la Academia Fotografiarte UNA MIRADA ANTROPOLÓGICA DE LA FOTOGRAFÍA
UNA MIRADA ANTROPOLÓGICA DE LA FOTOGRAFÍA.(06/02/2017)
Desde nuestros más remotos ancestros ,el hombre desarrolló su instinto cazador, pasando luego a domesticar animales y cultivar su propio alimento . Ahí pues, quedan perfectamente descritas las dos actitudes del hombre que fotografía: a la primera, podría asociarse el reportero , mientras que a la segunda de ellas al fotógrafo de estudio, el realizador de bodegones , el hacedor de una puesta en escena que luego retratará, (algo como alimentar al ternero para luego llevarlo al matadero) ,
…os dejaré unos minutos para masticar un poco esto.
Podríamos afirmar, que fue esa necesidad de obtener alimentos a través de la captura de otras especies lo que puso en marcha el mecanismo que llamamos “instinto” , con todas las herramientas posibles al servicio de la “cacería” : la atención, el acecho , el camuflaje, la union del grupo, la trampa , la inteligencia, el autocontrol , la agresión de máxima energía en el momento decisivo. ,–esto último nos hace recordar la tesis de Cartier Bresson :”El instante decisivo”–. Precisamente esas fuentes del instinto , que no el instante , es lo que no se extingue del hombre. Así , esa prudencia aprendida ante las fieras de antaño , hoy se mantiene activa ante otro tipo de fieras: como el no ser atropellado por un vehículo ,el mantener cierta distancia a la hora de subir a un tren que está en marcha , o al descartar pegarnos un baño en un mar que no nos es muy fiable; o yendo más al tema que nos ocupa, cubrirse bien las espaldas en situaciones violentas ,algo a lo que ciertos reporteros gráficos están bastante habituados.
No hay que explicar mucho al respecto, confío que lo que habéis leído hasta aquí, os han hecho imaginar el paralelismo que existe con nuestra materia en cuestión ,que no es otra que la fotografía. Algo de la culpa del éxito que tienen ciertos deportes basados en la puntería ,es precisamente esa relación con la materia de nuestros instintos. La fotografía, a su vez tiene mucho de ello , al tiempo que se desarrolla dentro de las pautas de otro de los instintos vitales del ser humano: El juego . El Hommo Ludens del que nos hablaba Borges cuando se refería al poeta , el poeta es un ser que juega con las palabras y con los símbolos ,–decía el maestro– , igualmente aplicable a cualquier disciplina artística, así el pintor juega cuando pinta ,se recrea y se complace de ello , HOMMO FABER -HOMMO LUDENS. Tampoco hay que explicar que estemos pensando en fotografía al leer esto . Si a esto sumamos, que entre los beneficios del juego,está precisamente el control de las máquinas , lo que para el hombre ancestral significó la doma de un caballo, algo equivalente hoy a conducir un coche. Los artilugios ,la robótica ,las maquinas , las cámaras fotográficas , no son mas que una extensión de nuestros juegos infantiles. En este caso , pensemos en que la cámara como “maquina” fotográfica , un artilugio, una especie de juguete que nos alivia precisamente dos de los instintos más básicos del ser humano: el juego y la caza, en virtud de lo cual , podemos perfectamente entender el enorme poder de seducción que tiene la fotografía.
Siempre he bromeado refiriéndome al coleccionista de arte, como la evolución del niño que intercambiaba cromos en el patio del colegio . Esa necesitad ,inexplicable muchas veces, de coleccionar , de completar puzzles de infinitas piezas ; ir dando saltos de calidad de una cámara a otra mejor ; o de empezar con una óptica, para pronto, desear poseer un objetivo con otra focal ; y cuando se ha terminado de poseer todas las focales , cambiar nuevamente de cámara para volver a iniciar una nueva colección.
Hace poco leí un ensayo ,precisamente sobre este tema que quiero plantear hoy aquí : la parte antropológica de la fotografía. Dicho ensayo , en definitiva , no era más que una descripción del uso de la fotografía como herramienta para el investigador , para el antropólogo en este caso , igual que lo podría ser como fuente de documentación para un arqueólogo o para un historiador, incluso se permitía coquetear con el aspecto, mal llamado artístico, de la fotografía. Tratando de justificar cierto egocentrismo del antropólogo, quien a través sus imágenes pretendía hacernos entrar en el laberinto de sus tesis. No pude evitar de pensar artistas de finales del S.XX como Joseph Beauys , Roberto Longo , Christo , o Wallter de María. Por un momento sentí verme frente a otra campaña que se empeñaba en vendernos falsos profetas. La cuestión, es que hizo replantearme dudas, para terminar concluyendo que igual que el antiguo hombre portaba un arco y un puñado de flechas a la espalda , el cazador de imágenes del siglo pasado lo hacia lo propio con una cámara colgada al cuello con un puñado de carretes en La Bolsa colgada al hombro. Y así, en pleno siglo 21 vamos con una cámara y habría que preguntarse que hay dentro de esas mochilas de hoy mucho mas voluminosas que antaño, cuando precisamente, las tarjetas de memoria de una cámara actual entran en el bolsillo de la camisa. Parece que el instinto de cazador nos exige no ir ligeros de equipaje, por aquello de lo que pueda pasar , por ser previsores , portar algo a nuestras espaldas , víveres , armas , cargadores de red, ordenadores portátiles, distintos tipos de óptica , por su las moscas ,trípode ultralijero también por si las moscas,artilugios necesarios para nuestra actividad capturadora. En definitiva ,… ,demasiados “por si las moscas” para complicarnos la vida.
Múnich 26 de Febrero 2017
Nani Boronat