Yendo al grano…»la arruga es bella»

 

Eran finales de los  80, cuando en nuestro país una frase que supuso el pistoletazo de salida para un industria que sería fructífera para los años venideros ,una burbuja que contagió  –esta vez positivamente– a diversos gremios , entre ellos el de la fotografía . Dijo aquel iluminado algo como que: «la arruga es bella» , era el modisto Adolfo Dominguez ,quien «modista o modestamente» acuñaba una frase con la que no sólo estaba marcando una tendencia personal como diseñador , sino que colocaba los cimientos de lo que muy pronto supondría un importante sector industrial español a nivel mundial, estamos en la España del 82-92. De esa arruga han vivido luego muchos otros gremios , la alta calidad de aquellos productos «Prêt -à -porter» requería una comercialización que diese también «la talla» , catálogos y revistas de moda con las más altas calidades de imágenes del momento, exquisitas presentaciones y puestas en escena , los rincones y edificios más representativos de la arquitectura en alza de entonces hacían de atrezzo para una serie de profesionales de la fotografía que se encontraron con un auténtico «boom» de su trabajo . Ya no se trataba de un ojo , o de una cámara con un buen objetivo, de un equipo de iluminación de segunda mano y un discreto plató para conseguir un trabajo decente y pagable por el cliente. La fotografía empezó a usar el término de «producción» ,imitando a su primo hermano que es el «cine». Proyectos con varios gremios en colaboración , estilistas , equipo de maquillaje y peluqueria , agencias de publicidad , permisos oficiales y burocracia , localizaciones, furgoneta de alquiler para transportar los equipos , coche y chofer para las celebridades , hoteles ,….imagino que también las comisiones , en definitiva ,toda una parafernalia que se montaba en torno a un simple «click» del obturador .El en catálogo no irían más que una decena de imágenes , por supuesto tomadas no en un sólo día . La máquina evolucionaba y funcionaba a la perfección , y con ello cada vez mas payasos y enanos se apuntaban a ese circo. Recuerdo cuando trataba de tomar parte en alguno de esos proyectos , como lo que llaman «meritorio», parecía que el termino aprendiz no cuajaba bien en esa nueva jerga, el currito de turno sin cobrar , con la inocente idea de que eso le iba luego a abrir puertas , de que aprendería el oficio de la mano de maestros, al tiempo que podía en los intermedios manipular y jugar con herramientas que no estaban al alcance de cualquiera. Recuerdo que disfrutaba más que nadie de los catterings , puesto que era uno quien se encargaba de recoger todo lo sobrante y devolver a última hora la furgoneta a la empresa de alquiler , con lo que el excedente de los sandwiches ,refrescos y bricks de zumos terminaban en la despensa de un servidor ,la prueba de que nadie se libraba entonces de tener una mano corrupta. Era lo menos , sobre todo cuando uno era consciente de que esa propina por hacer de meritorio se hacia real y valiosa más cuando sentías la cercanía y el buen rollo de alguna que otra modelo que se acercaba a charlar y fumar un cigarrillo contigo en los descansos ,te preguntaba por tus ocupaciones y gustos musicales , respondiendo  que era estudiante de Bellas Artes , te decía eso de que – yo también pinto– , y a seguir trabajando que se nos va la luz , ¡ saltaban las alarmas del fotómetro.!
Pero llegó la era digital. Pero ahí uno ya se había retirado , había perdido la ilusión por esa profesión , y la pintura se había hecho mas seria en la vida de un servidor . El caso es que un par de colaboraciones con viejos amigos de gremio me permití hacer , por aquello de que tenia tiempo y ganas. Una de las cosas que más me agradaban en su momento eran mis rápidas escapadas a la calle Cartagena , a los laboratorios con el material recién cocinado en los chasis de las Hasselblads , de las Mamiyas y las Bronicas . Lo del aperitivo en esa hora de espera , para rápidamente regresar al estudio con el material ya positivado que debía someterse al re-visionado de los expertos , decidir si había que realizar mejoras y correcciones en una segunda toma , cosa que en la mayoría de los casos sucedía , con las consecuencias de una segunda excursión  a la calle Cartagena con repetición de aperitivo. La cuestión es, que uno se sentía algo como un Rey mago , que llegaba con esa mercancía tan valiosa y esperada , que incluso tú ya conocías , puesto que esos sobres no venían cerrados, te anticipabas al veredicto de los sabios , había que comprobar en aquellas mesas de luz, que ese material que te daban era el tuyo y no el de otro fotógrafo, cuyo trabajo se había colado equivocadamente en el sobre con tu nombre con lo que ya uno podía empezar a valorar calidades . Madre mía que tiempos aquellos, que divertida y hermosa era la ciudad de Madrid , plagada de Renaults 5 y de Seat Panda. Los pinchos de tortilla en ese bar que hacía esquina  en la calle Cartagena . Me pregunto yo , que se hará hoy con un proyector de diapositivas ,más los de formato medio que eran los caros .

avion(NBoronat)

Hoy  «esa arruga sigue siendo bella» , está más bella que nunca, yo no se si era consciente su autor de la profundidad social de tan observación . Muchos ya empezamos a mirar con cierta repugnancia los resultados del la silicona y el botox en el sexo contrario, creo que ya hasta las mismas cámaras bloquean sus obturadores ante tales modelos , la mayoría de los de mi generación ya peinamos canas ,coronillas y curvas de masa corporal deshidratada por la edad, y también ,por supuesto arrugas ,es cuando muchos nos damos cuenta de la profundidad y autenticidad que hay en tal frase . Pretendía yo usar esto como introducción para hablar del grano en la fotografía , podríamos pensar por un momento que es ese pixel –que se cuenta por millones– el que ha asesinado literalmente la grano de sales de plata , el mismo grano que hoy se encuentra en el recuerdo de muchos nostálgicos que jugamos en su momento con él , con la película ,sus sensibilidades , con las ampliadora , etc . Hoy mas que nunca esos granos resultan hermosos . Lo que en su momento tratábamos de evitar, ocultar y corregir,–eran realmente considerados como ese acné juvenil en nuestras fotos, esos granos no deseados pero inevitables por naturaleza– . Cualquier positivado de calidad en los años 80 debía estar exento de granos , se buscaban las fronteras limpias y bien enfocadas entre planos de color en una composición, y lo mas importante , la industria química avanzaba mucho en la creación de películas, siempre con ese fin. El grano por aquel entonces se consideraba una imperfección, se le relacionaba con la pésima calidad que aportaba la invasora de aquel entonces que era la maquina fotocopiadora , o con resultado de la baja calidad de nuestros equipos , equipos no–profesionales, objetivos baratos de poca luminosidad . No olvidemos que fueron años de el auge de los zooms ,los zooms de marca blanca (Vivitar , Soligor,…) , los que eran accesibles al bolsillo de estudiantes de Bellas Artes, eran objetivos con un 5,6 de apertura máxima , con cristales de no tan alta calidad por el precio destinado a los no profesionales, con lo que los efectos de acné en nuestras fotos estaba asegurado . Recuerdo una de la palabra más usada en el argot de los fotógrafos era «nitidez» . Permitirme que me aventure a profetizar que poco queda para resucitar esa teoría estética de Adolfo Dominguez . «El grano es Bello». Y es que la fotografía y la pintura siempre han ido un poco de la mano , precisamente ese granulado , ese desenfoque casual , es lo que hace que nos adentremos en el mágico espectro de la fotografía pictórica , no hay mas que ver la obra de Dario Villalba, o deparar en aquellas tramas propias de técnicas reprográfícas que Roy Lichtestein atrajo al campo pictórico en la década de los 60 para ser conscientes de que en esos estados fronterizos es donde realmente más se acentúa el mestizaje creativo 
…Hoy me encuentro cargado un carrete en mi vieja cámara analógica.
Nani Boronat (Munich 20 de diciembre 2015)