Texto y Fotos Indicadas : José Manuel Serrano Esparza
25 de mayo de 2024
Hoy se cumple el 70 Aniversario de la Muerte de Robert Capa (Thai Binh, Vietnam, 25 de Mayo de 1954), uno de los más importantes fotógrafos de la Historia, genuino representante del fotoperiodismo de guerra, que hizo muchas fotografías extraordinarias en cinco conflictos bélicos (Guerra Civil Española, Segunda Guerra Chino-Japonesa, Segunda Guerra Mundial en Europa, Guerra Árabe-Israelí de 1948 y Primera Guerra de Indochina), fundador de la Agencia Magnum y un hombre cuya constante defensa de sus compañeros de profesión a través del concepto de la preservación de los negativos originales y su tenencia en propiedad por los fotógrafos autores de las imágenes habría de revolucionar el fotoperiodismo moderno.
Pero Robert Capa jamás se consideró el mejor fotógrafo de guerra del mundo.
Tal denominación le fue otorgada en 1938 por Stefan Lorant, director y editor gráfico de la revista Picture Post, tras la publicación de sus soberbias fotos de la Batalla del Río Segre durante la Guerra Civil Española, con obuses estallando alrededor, pero él nunca se sintió a gusto con tal calificativo, ya que tenía un respeto muy profundo por sus compañeros de profesión, entre los que se encontraban monstruos de la talla de Henri Cartier-Bresson, Alfred Eisenstaedt, Eugene Smith, David Seymour Chim, Werner Bischof, Ernst Haas, Carl Mydans, Elliot Elisofon y muchos otros.
No obstante, Robert Capa fue el inventor de un nuevo fotoperiodismo ágil y dinámico, intentando siempre estar en el lugar adecuado en el momento adecuado, acercándose lo máximo posible a las personas y contextos que fotografiaba, arriesgando frecuentemente la vida.
Su ardua lucha permanente por captar las imágenes desde los más diversos ángulos posibles plasmando los instantes más representativos, su profundo amor por las gentes de todos los países en los que trabajó, su sincera empatía y compromiso con los seres humanos a los que inmortalizó con sus cámaras captándoles frecuentemente en situaciones dramáticas, de miseria, angustia, incertidumbre, miedo a la muerte, máxima necesidad, etc, le convirtieron en el arquetipo de una nueva especie de fotógrafo de guerra que trabajaba a gran velocidad y con un timing muy preciso con las nuevas cámaras “formato miniatura” de 35 mm Leica (entre 1932 y mediados de Mayo de 1937) y Contax (entre finales de Mayo de 1937 y Mayo de 1954), si bien su notable versatilidad le permitió también usar a gran nivel y con mucha frecuencia la Rolleiflex binocular de formato medio 6 x 6 cm (a partir de 1939).
Imágenes creadas por Robert Capa durante sus 22 años de carrera como fotógrafo profesional, entre 1932 y 1954, que constituyen en sí mismas documentos gráficos de excepcional valor que testimonian muchos momentos de trascendental importancia del siglo XX y mayormente lo que en realidad es la guerra y sus consecuencias para los seres humanos que la padecen.
ULTIMAS HORAS DE VIDA DE ROBERT CAPA EN VIETNAM Y LUGAR DE SU MUERTE
24 de Mayo de 1954. Procedente del aeropuerto de Gia Lam en Hanoi (donde había llegado el 9 de mayo de dicho mes), Robert Capa aterriza en la base aérea de Nam Dinh, ubicada a las afueras sur de esta ciudad ( 72 kilómetros al sureste de la capital de Vietnam del Norte), a bordo de un pequeño avión Morane Saulnier MS-500 Criquet de enlace, con motor Argus As 10 de 8 cilindros y 240 caballos de potencia fabricado en Francia, en compañía de John Mecklin (corresponsal de Time) y el general René Cogny, comandante de las fuerzas francesas en Vietnam del Norte.
Pese a la corta distancia existente entre ambas ciudades, se ha optado por el transporte aéreo de ambos periodistas y del alto oficial para evitar los riesgos que supondría el viaje por tierra, ya que el Vietminh está muy activo en las zonas de Thu´o´ng Tin, Cao Cuán, Phú Xuyén, Hu´ng Yên, Duy Tiên, Kim Báng, Lý Nhân, Hanh Liêm y Binh Luc, que jalonan de norte a ligeramente sureste el espacio que las separa, y los altos mandos franceses desean garantizar al máximo posible la seguridad de los tres ( Donald M. Wilson, corresponsal de Life magazine en Indochina y que había acompañado a Capa en Laos entre el 10 y el 16 de Mayo de 1954 durante la cobertura del traslado de heridos graves franceses en helicópteros procedentes de Diem Bien Phu y que fueron a continuación llevados en aviones a Hanoi para ser tratados, había cedido su asiento a John Mecklin, porque la pequeña aeronave sólo tenía dos plazas disponibles para reporteros y además tenía varias crónicas pendientes de mecanografiar para la oficina de Life en Nueva York).
Durante este viaje en avión, Capa hace una fotografía muy premonitoria al general francés René Cogny en la que capta por sorpresa al alto oficial francés junto a un mapa de la zona, con expresión facial pensativa y de gran preocupación. La fortaleza francesa de Den Bien Phu (425 km al oeste de Hanoi ) ha sido conquistada muy recientemente, el 7 de mayo de 1954, por las fuerzas del Vietminh dirigidas por Nguyen Giáp. Las tropas francesas han luchado con gran valor y lo seguirán haciendo hasta el final, pero René Cogny sabe que la guerra está perdida, tal y como revela la imagen definitoria creada por Robert Capa.
Así pues, el aparato Morane-Saulnier MS-500 aterriza en la base aérea francesa ubicada pocos kilómetros al sur de Nam Dinh, y desde allí, Capa, Mecklin y el general René Cogny se dirigen en coche a la ciudad de Nam Dinh,
siendo recibidos por Jean Lacapelle, jefe del sector francés, que les sugiere que le acompañen al día siguiente durante una misión de repliegue de fuerzas que consistirá en evacuar y destruir los pequeños fuertes franceses de Doaithan y Thanh Ne, ubicados en el extremo sureste del Distrito de Kien Xuong en la Provincia de Thai Binh, muy cerca ya de la frontera con el Distrito de Tien Han.
Poco después, Capa, que ya había estado en Nam Dinh tres días antes, el 21 de mayo de 1954, haciendo un reconocimiento preliminar previo a un reportaje sobre la situación militar en la desembocadura del río Rojo,
haciendo fotos a una mujer vietnamita que lloraba junto a la tumba de su marido en un cementerio militar, asiste a una importante reunión dentro del Cuartel General Francés en Nam Dinh,
donde hace fotografías del general René Cogny y el coronel Paul Vanuxen estudiando en un mapa la situación de la zona en ese momento.
A diferencia de tres años antes cuando Jean de Lattre de Tassigny pudo defender la ciudad moviendo tres brigadas acorazadas, consiguiendo frenar las acometidas del Viet Minh y sus líneas de aprovisionamiento el 6 de Junio de 1953, preservando el control del Delta del Río Rojo (Hông Sông), ahora los altos oficiales galos saben que el cambio de estrategia de Nguyên Giáp (de oleadas humanas de asalto a guerra de guerrillas de atrición encaminada a la prolongación del conflicto y el paulatino desgaste del enemigo, potenciada por movimientos muy sigilosos de tropas hacia los puntos de emboscadas, produciendo la mayor cantidad de bajas posibles al enemigo con ataques muy rápidos en zonas óptimas elegidas con anterioridad, evitando la detección por tierra o aire, y dispersándose con enorme rapidez durante la retirada) está teniendo éxito, y las fuerzas del Viet Minh controlan la mayor parte de las zonas rurales en el Delta del Río Rojo (Hông Sông).
A partir de ahora, el plan del alto mando galo va a consistir en abandonar las pequeñas guarniciones francesas situadas en zonas rurales, imposibles de defender ante las tácticas de guerrilla y el profundo conocimiento del terreno por parte del Vietminh, y concentrar sus esfuerzos en las ciudades importantes.
Por la tarde, Capa y Mecklin van en coche al pueblo de Phu Ly, situado unos 40 km al oeste de Nam Dinh, donde son informados por soldados franceses de que el Viet Minh está tomando el control del área y realiza frecuentes incursiones.
Por la noche, una vez de regreso en Nam Dinh, se hospedan en una destartalada pensión denominada Hotel Moderno, donde se encuentran con Jim Lucas, corresponsal de Scripps-Howard, a quien Capa había conocido en Hanoi.
25 de Mayo de 1954.
A las 7:00 h de la mañana, Robert Capa, John Mecklin y Jim Lucas suben a un jeep del ejército francés que les espera junto a la puerta del Hotel Moderno, conducido por uno de los hombres del coronel Lacapelle, y se dirigen a las afueras noreste de Nam Dinh dirección Thai Binh.
Pocos kilómetros más adelante, aguardan junto a un tramo del río Rojo (Sông Hông) a que la fuerza francesa formada por 2.000 hombres y 200 vehículos a motor (incluyendo camiones, vehículos blindados semioruga, jeeps y carros de combate) sea transbordada en ferry al otro lado de esta gran vía fluvial.
Tras cruzar el río, la columna de tropas francesas avanza en dirección a la Provincia de Thai Binh, internándose en su región de Vu Thu, y aproximadamente a las 8:40 h de la mañana
son atacados en el tramo de carretera entre Bong Dien y Nghia Khe por francotiradores del Vietminh que realizan disparos de larga distancia (entre 500 y 800 metros) con fusiles Mosin Nagant M44 rusos calibre 7,62 x 54R y rifles SKS calibre 7,62 x 39 mm (entre 350 y 400 metros) y producen algunas bajas entre los conductores de los camiones que van en cabeza.
La tensión aumenta enormemente. Se teme una operación envolvente por parte de las fuerzas del Vietminh, que se hallan camufladas entre la muy profusa vegetación circundante y les aventajan notablemente en número.
Además, todos ellos temen la posibilidad de ser atacados también en cualquier momento con potentes minas adosadas, cañones sin retroceso de 57 mm Tipo 36 (copias chinas del rifle sin retroceso M18A1 norteamericano) o los todavía mucho más eficaces rifles sin retroceso SKZ Sung Khong Giat de 75 mm (diseñados por Tran Dai Nghia y fabricados artesanalmente en talleres, con muy bajo coste de producción, mediante el uso de railes de acero transformados en piezas de bazooka con tolerancias inferiores a 0.5 mm) que podrían destruir los tanques de la columna francesa.
Pero el general Nguyên Giáp, gran maestro de logística del Vietminh y hombre de enorme inteligencia, no desea aniquilar a las tropas francesas mediante batalla campal en campo abierto, por dos motivos principales:
a) Las tropas francesas están bien armadas con armas automáticas y semiautomáticas y disponen de algunos tanques. Además, sus oficiales pertenecen a la Legión Francesa, una unidad de élite, por lo que un combate masivo de tal naturaleza haría inevitable un elevado número de bajas en sus propias filas. De hecho, un año antes, el Vietminh había lanzado un ataque integral contra Nà Sâng durante la primavera de 1953, y tras feroz lucha y muy abundantes soldados muertos por ambos bandos, prevaleció la superioridad material francesa en sinergia con la defensa de erizo diseñada por el coronel Jean Gilles.
b) Giáp sabe que durante la primera semana de Mayo de 1954 Francia estudió la posibilidad de lanzar un ataque aéreo masivo contra las posiciones del Viet Minh en las colinas próximas a Dien Bien Phu con bombarderos y cazas (de hecho, las fuerzas del Viet Minh han sido atacadas frecuentemente por cazas P-63 – entre 1949 y principios de 1951-, F8F Bearcats y F6F Hellcats – entre Marzo de 1951 y el momento presente en Mayo de 1954- y aviones de transporte C-119 Flying Boxcars modificados, todos ellos comprados a Estados Unidos, que llevan varios años lanzándoles bombas y napalm como apoyo a las fuerzas terrestres galas), e incluso la Operación Vulture, diseñada para destruir por completo a las fuerzas del Viet Minh que sitiaron Dien Bien Phu, incluyendo la posibilidad de un ataque nuclear con tres bombas atómicas contra las fuerzas de Nguyên Giáp ubicadas alrededor de Dien Bien Phu para romper el cerco, pero finalmente se impuso el buen criterio del Presidente Dwight W. Eisenhower y Estados Unidos no apoyó tal iniciativa.
Además, los servicios de inteligencia de Estados Unidos habían constatado que Nguyên Giáp había contemplado con anticipación la posibilidad de un brutal ataque aéreo contras sus fuerzas bien con bombas convencionales o atómicas, por lo que había hecho avanzar a gran velocidad las líneas de trincheras del Viet Minh hacia los diferentes puntos fuertes franceses de defensa en Dien Bien Phu, hasta que estuvieron a muy pocos metros de distancia de ellos, de tal manera que desde finales de Abril de 1954 a Francia le habría sido imposible llevar a cabo ningún ataque aéreo masivo capaz de separar la propia fortaleza con soldados franceses y argelinos dentro del radio de acción de la explosión de bombas convencionales o nucleares que pudieran lanzarles
Al mismo tiempo, Giáp sabe que la gran victoria de Dien Bien Phu significó un muy alto coste en vidas humanas para sus hombres, especialmente al capturar los baluartes de Beatrice, Gabrielle e Isabelle (las más importantes zonas defensivas de Dien Bien Phu), que fueron defendidas con gran valor por los soldados profesionales franceses contra las fuerzas del Viet Minh que les superaban ampliamente en número.
Finalmente, Dien Bien Phu había caído en manos del Viet Minh el 7 de Mayo de 1954, pero ahora, dos semanas y media después, el muy experimentado general vietnamita sabe que si da orden de masacrar la columna francesa mediante un ataque en masa, quienes han organizado la Guerra de Indochina para ganar dinero, tendrían un nuevo pretexto para incrementar la escalada bélica e incluso plantear de nuevo la posibilidad de bombardeos de alfombra o bien un ataque nuclear que tendría consecuencias desastrosas para el pueblo vietnamita, por lo que opta por una guerra de guerrillas basada en ataques efectivos en momentos puntuales mediante francotiradores y morteros, que vayan mermando progresivamente la moral del enemigo, incrementando su fatiga, haciéndoles sentir en todo momento que están siendo observados y que podrían ser aniquilados en cualquier momento, con un mensaje claro: Vietnam es nuestro país, es una guerra que no podéis ganar, marcháos cuanto antes.
Los carros de combate franceses de la columna abren fuego defensivo entre Bong Dien y Nghia Khe (zona superior derecha del mapa)
y matan a algunos guerrilleros del Viet Minh, pero su enorme capacidad de camuflaje con el terreno y su gran velocidad de movimientos hace muy difícil su localización.
Por otra parte, la temperatura roza los 40º C, con sensación térmica próxima a los 55º C, debido a los muy elevados niveles de humedad de Vietnam. Así pues, el calor es asfixiante, y los 2.000 soldados y oficiales de la columna sudan a mares, al igual que Capa, Mecklin y Lucas.
Tras varios minutos de tensa espera, la columna se pone de nuevo en marcha, pero una vez más, es atacada pocos kilómetros más adelante,
en el tramo de carretera entre Thuong Dien y La Dien próximo al río Song Mu Khe, cuando uno de los camiones cruza sobre una mina y la explosión produce cuatro muertos y séis heridos.
A partir de aquí, el Viet Minh aumenta su presión sobre la columna, a su paso entre Vu Thu y Hoa Binh, con fuego de morteros artesanales norvietnamitas de 60 mm y 81 mm y rusos de 82 mm y francotiradores equipados con fusiles Mosin Nagant y rifles SKS que producen varias bajas en la zona trasera.
Una vez más, los blindados franceses abren fuego, al igual que muchos soldados galos con sus subfusiles Mat-49, rifles Mas 36 y Mas 49 y carabinas M1 Garand, pero con escasa efectividad, ya que resulta virtualmente imposible localizar a los guerrilleros del Vietminh, debido a la muy abundante vegetación que les rodea, por lo que sólo consiguen incendiar varios pueblos adyacentes.
Poco después, la columna de tropas francesas y survietnamitas del Ejército Nacional de Vietnam (enfrentado a la guerrilla del Viet Minh) reanuda la marcha. Capa hace algunas fotos a soldados survietnamitas que llevan detectores de minas.
Durante todo el tiempo, Capa ha estado haciendo fotos, moviéndose rápidamente de un lado a otro, y tanto Mecklin como Lucas han podido comprobar como su gran experiencia (veterano de cinco guerras) hace que asuma riesgos sólo cuando siente que puede hacer una buena foto.
La columna sigue avanzando, atraviesan las zonas de Vu Phúc y Vu Hoy y penetran en la Región de Kien Xuong (Provincia de Thai Binh),
siguiendo la columna rumbo este entre la zona de Vu Qúy y el río Kien Giang,
hasta que llegan al fuerte de Dong Qui Thon,
donde son informados de que habrá una demora de varias horas, ya que el Vietminh ha cortado la carretera pocos cientos de metros más adelante con varias anchas y profundas trincheras y ha volado los accesos a dos puentes.
Capa se dirige rápidamente a la zona delantera de la columna y fotografía a los bulldozers y a doscientos prisioneros del Vietminh mientras reparan la carretera.
Varios minutos más tarde, el oficial francés del fuerte de Dong Qui Thon invita a Capa, Mecklin y Lucas a almorzar en el fuerte, pero Capa decide seguir haciendo fotos durante un rato.
Poco después, bañado en sudor y exhausto, Robert Capa se tumba en el suelo a la sombra de un camión, donde Mecklin y Lucas le encuentran a las 14:00 h de la tarde.
A continuación, se enteran de que los vehículos más avanzados de la columna han llegado ya al fuerte de Doai Thon (provincia de Thai Binh), por lo que suben a su jeep y esquivando al resto de vehículos y blindados de la columna,
llegan al pequeño y deteriorado fuerte francés de Doai Thon rodeado de alambre de espino y abundante vegetación, a las 14:25 h de la tarde, constatando que está ya siendo abandonado por su guarnición y que se están poniendo explosivos en su estructura almenada.
La columna prosigue su marcha y 200 metros más adelante, una nueva emboscada por parte del Viet Minh produce varias bajas entre las tropas francesas.
El calor es insoportable y hace ya rato que la fatiga ha hecho presa entre los 2.000 hombres de la columna.
Capa pregunta al teniente coronel Jean Lacapelle si ha habido novedades, y éste le responde que el Vietminh está por todas partes.
Capa está agotado, pero su amor por su profesión y su lucha constante por sacar nuevas y mejores fotos, hacen que decida saltar sobre la parte delantera del jeep para conseguir imágenes desde un ángulo distinto, algo elevado.
La columna avanza de nuevo con dirección este, pero una vez más se ve obligada a detenerse por la acción combinada de francotiradores equipados con carabinas SKS y fusiles Mosin Nagant M44 y dotaciones de morteros rusos M1937, M1941 and M1943 de 82 mm, y morteros norvietnamitas de 60 mm y 81 mm fabricados artesanalmente en talleres ubicados en las montañas con herramientas transferidas de la fábrica Caron de Haiphong bajo la supervisión del ingeniero Tran Dai N´Ghia, máximo experto de Vietnam en tecnología militar, que ha estudiado en la Escuela Politécnica y la Escuela Superior Aeronáutica de París, y cuyo talento ha permitido producir muchas armas efectivas con presupuestos muy bajos y escasos medios, incluyendo una más que aceptable copia del mortero americano M1 de 81 mm y su munición M43A1 de 3,11 kilos y el mortero de 60 mm Tipo 31 (optimizado para portabilidad, una copia del M2 norteamericano creada por Tran Dai N´Ghia reduciendo costes al máximo y con una pérdida de alcance efectivo de sólo 300 metros) y el mortero de 60 mm Tipo 63 (una versión actualizada del Tipo 31 en la que el científico vietnamita consiguió también reducir costes acortando la longitud del cañón 11´64 cm con respecto al M2).
Están siendo atacados desde diferentes distancias, ya que los francotiradores del Vietminh ubicados a ambos lados de la carretera, les disparan con carabinas SKS y fusiles Mosin Nagant M44 con mira telescópica larga, mientras que por su parte, las dotaciones de mortero del Viet Minh poseen una enorme experiencia y pericia en el manejo de este arma, siendo capaces de determinar el azimut de fuego y sus ajustes de elevación en muy pocos segundos, disparando sus obuses de 60, 81 y 82 mm con gran precisión y efectividad y cambiando rápidamente de posición.
Capa percibe claramente el enorme peligro y que el Viet Minh domina claramente la situación disparando desde los bosques adyacentes, camuflados entre la maleza y sin necesidad de forzar un choque masivo de fuerzas, manteniendo la iniciativa con respecto a donde y cuando atacar, teniendo a la columna francesa en tensión y bajo constante observación desde puntos específicos, moviéndose con gran velocidad y seleccionando los tramos de terreno más propicios para las contínuas emboscadas que van minando la moral del enemigo, arreglándoselas a la vez para ocultarse entre la espesa vegetación para evitar ser detectados desde tierra o aire, y llevando la iniciativa táctica en todo momento.
No es la primera vez que Capa presencia un contexto de ataque con fuego de morteros, algo que ya le ocurrió en Diciembre de 1944 cuando iba empotrado entre los tanques del Batallón 37 de la 4ª División Acorazada de Estados Unidos que se abrieron paso hacia Bastogne para ayudar a la 101ª División Aerotransportada rodeada por fuerzas alemanas durante la Batalla de las Ardenas, y especialmente un año antes, el 30 de Diciembre de 1943, mientras acompañaba a los elementos de vanguardia del 180º Regimiento de la 45ª División de Estados Unidos durante un ataque sobre Venafro, estratégico municipio italiano de la provincia de Isernia, región de Molise (Italia), cuando de repente fueron atacados con fuego de mortero alemán, que mató a un soldado norteamericano que estaba a su lado, a consecuencia del impacto de tres fragmentos de metralla.
Pero aún consciente de que el riesgo es muy elevado, Capa sigue haciendo fotos, moviéndose rápidamente de un lado a otro. Mecklin y Lucas observan cómo Capa arriesga su vida por enésima vez, intentando conseguir las mejores imágenes posibles.
Se escuchan claramente los silbidos de balas del calibre 7,62 x 39 y 7.62 x 54R disparadas por los francotiradores del Viet Minh que continúan produciendo bajas, así como las explosiones de los proyectiles de 60 mm, 81 mm y 82 mm lanzados por los morteros del Viet Minh, que están provocando el pánico.
Las tropas francesas (entre las que hay abundantes soldados de Vietnam del Sur) han dejado Doai Thon 1 km atrás, y se encuentran a tan sólo 3 km de distancia de Thanh Ne, el objetivo final.
La tensión es máxima. De repente, Mecklin y Lucas ven que Robert Capa regresa corriendo al jeep y se refugia junto a uno de sus lados. Mira a los bosques próximos y escudriña la trayectoria de los disparos de fusil y mortero del Viet Minh que se están produciendo.
El fotógrafo se mantiene agazapado tras el vehículo, tratando de protegerse de una posible bala de francotirador o de la metralla de un proyectil de mortero, siendo éste último el factor de riesgo más temido, ya que los obuses de morteros de 60 mm Tipo 31 y 63 del Vietminh tienen un radio de acción letal de aproximadamente 22 metros en el momento de su explosión, mientras que sus morteros de 81 y 82 mm lanzan proyectiles con un alcance mortífero de 35 metros en derredor al estallar.
La adrenalina se multiplica exponencialmente. Una lluvia de balas de fusil, carabina y proyectiles de mortero disparados por el Viet Minh está cayendo sobre la columna francesa en la que Capa se halla incrustado. Esto es un auténtico infierno, pero desde que tuvo su bautismo de fuego en Cerro Muriano (Córdoba) el 5 de septiembre de 1936, sabe que éste es su biotopo.
Durante toda su carrera profesional como fotoperiodista, Robert Capa añadió continuamente un lado humano a sus potentes instantáneas de guerra.
Sus conmovedoras e impactantes imágenes son todavía en gran medida la referencia en el ámbito de la fotografía comprometida. Y allí donde fue, siempre consiguió conectar con la gente, generando una sincera empatía.
El objetivo más importante en el que centró gran parte de sus esfuerzos durante toda su vida fue conseguir la independencia de los fotógrafos, que debían poseer sus negativos originales y podrían vender sus fotografías a diferentes publicaciones a la vez, controlando su obra y haciéndose respetar.
De hecho, su vida entera ha sido una partida de póker, sin casa fija, sin patria, siempre errante y siempre luchando por la supervivencia, desde que con tan sólo 17 años se convirtió en un exiliado político que tuvo que huir de Budapest la mañana del 12 de Julio de 1931 y dirigirse a Berlín, de donde tendría que marcharse también posteriormente huyendo del régimen nazi.
Capa decide salir de la protección del jeep y sigue haciendo fotos a gran velocidad, asumiendo riesgos que su experiencia le permite calcular si la oportunidad de obtener buenas fotos así lo exige, pero siempre con el factor de incertidumbre y azar presentes, que pueden provocar la muerte, de repente y de modo inesperado, en cualquier momento.
Desde hace varios minutos, las tropas francesas avanzan a través de un gran arrozal ubicado a la izquierda de la carretera que conduce a Thahn Né. Caminan lentamente, con mucha cautela, y algunos de ellos llevan detectores de minas. Y pese al asfixiante calor, todos los soldados están con sus cascos puestos por temor a disparos en la cabeza de los francotiradores del Vietminh.
Capa lleva dos cámaras telemétricas :
una Zeiss Ikon Contax II con objetivo Carl Zeiss Jena Sonnar 50 mm f/2 T y película monocroma
y una Nippon Kogaku Nikon S formato 24 x 34 mm
con objetivo Nikkor-S.C 5 cm f/1.4 y película de color Kodachrome K-11 ISO 12 ) les hace varias fotografías desde distintos ángulos, la mayoría en blanco y negro.
Faltan aproximadamente cinco minutos para las 15:00 h de la tarde y Capa hace sus dos últimas fotografías:
a) Una en color con su Nikon S en la que capta desde atrás a 17 soldados de la columna francesa (uno de ellos, situado a la izquierda de la imagen es un soldado de transmisiones equipado con radio, mientras que el situado a la derecha más próximo a la cámara lleva un detector de minas) así como un tanque que se vislumbra al fondo ligeramente a la derecha.
A la derecha de la imagen se aprecia el dique de un arroyo que fluye a la derecha así como su ligera pendiente que lleva hasta la carretera.
b) Otra en blanco y negro hecha con su Contax II en la que capta también desde atrás a nueve soldados de la columna francesa. Esta es la última foto hecha por Capa, segundos antes de pisar la mina, ubicada en la pendiente que se aprecia a la derecha justo tras el pequeño dique, una zona que casi 60 años después está cubierta de árboles y espesa vegetación.
Puede observarse que con respecto a la foto previa en color, Capa ha avanzado rápidamente en diagonal hacia la derecha, buscando hacer una foto desde un ángulo distinto, con el que tanto soldados como el blindado llenen más el encuadre, de tal manera que dicho carro de combate que en la imagen anterior en color aparece ligeramente a la derecha de la zona central del encuadre, ahora es visible a la izquierda del todo del encuadre, mientras que tanto el pequeño dique como la suave pendiente tras él aparecen mucho más próximos.
A continuación, Capa decide avanzar hacia la pendiente, probablemente con la intención de sacar más fotos desde una posición más elevada, y al comenzar a subir por ella pisa una mina antipersonal que había sido colocada durante la noche por el Viet Minh, que tenía un profundo conocimiento del terreno.
La explosión le arranca la pierna izquierda prácticamente de cuajo y le abre una enorme herida en el pecho.
La onda expansiva lanza su Nikon S a varios metros de distancia (el fotoperiodista norteamericano Sal di Marco pudo ver a principios de los años setenta manchas de sangre en esta cámara que estuvo expuesta en la antigua Nikon House de Nueva York, y que es hoy en día propiedad de la Nikon Historical Society), mientras Capa, inconsciente y tumbado de espaldas sobre el suelo, tiene su mano izquierda aferrada a su cámara Contax IIa con la que ha hecho su última foto, en blanco y negro.
Mecklin y Lucas llegan al lugar de la explosión a las 15:10 h. Capa ha perdido mucha sangre y está agonizando. De repente, llega el coronel Lacapelle, que ha oído la deflagración. Ve a Capa en el suelo y llama rápidamente a una ambulancia que se lleva a Capa al puesto de primeros auxilios más cercano, ubicado en el fuerte de Dong Qui Thon, 5 km atrás, donde un médico vietnamita certifica la muerte de Robert Capa.
Página completa de la revista Life del 7 de junio de 1954 en la que se informó de la muerte de Robert Capa en Thai Binh (Vietnam) el 25 de mayo de dicho año.
UN LEGADO FOTOGRÁFICO MUY VIVO
Tras la muerte de Robert Capa, los cimientos de la Agencia Magnum, concebida por él y de la que fue su máximo impulsor, se tambalearon, un hecho que se agravó todavía más con la muerte casi simultánea en los Andes Peruanos del genio Werner Bischof, que era el mejor amigo de Robert Capa junto con John G. Morris, David Seymour Chim y Csiki Weisz.
A partir de este momento, hubo una serie de personas que se pusieron manos a la obra para continuar la obra emprendida por Robert Capa y su defensa de los derechos de los fotógrafos y la propiedad de los negativos originales: Henri Cartier-Bresson, David Seymour “Chim”, Cornell Capa, John G. Morris, Inge Bondi, Margot Shore, Ernst Haas, Inge Morath, Elliott Erwitt, Eve Arnold, Dennis Stock, Burt Glinn y muchos otros.
Al mismo tiempo, comenzó a gestarse un equipo de personas que dedicarían muchos años de su vida a la clasificación y ordenación del inmenso legado de Robert Capa, constituido por aproximadamente 70.000 negativos de 35 mm y formato medio 6 x 6 cm, así como por miles de copias de época y posteriores: Cornell Capa, su esposa Edie Schwartz y Allan Brown iniciaron la tarea a mediados de los años cincuenta, sumándose a mediados de los sesenta Anna Winnand (secretaria de Kornél) y James A. Fox (uno de los más importantes editores gráficos de la historia y redactor jefe de Magnum París entre 1976 y 2000).
International Center of Photography de Nueva York. Los esfuerzos constantes realizados por Cornell Capa, su mujer Edie, Allan Brown, Anna Winand, Rossellina Bischof, Eileen Shneiderman, Mischa Bar-am, James A. Fox, Richard Whelan, Brian Wallis, Willis Hartshorne, Cynthia Young, Kristen Lubben, Fritz Block, los grandes positivadores Teresa Engle Moreno e Igor Bakht, Jeffrey A. Rosen, Caryl Englander, Mark Robbins, Gayle G. Greenhill, Frederick Sievert, Stephanie H. Shuman y otros han convertido este sancta sanctorum de la fotografía del más alto nivel en el más importante referente en su ámbito a nivel mundial, y lo que comenzó siendo una institución dedicada a la preservación y difusión del legado fotográfico de Robert Capa, el genio Werner Bischof y David Seymour Chim, se ha transformado en sede de grandes e históricas exhibiciones fotográficas hechas por fotógrafos de contrastada talla en los cinco continentes, además de ser hoy por hoy un centro de primerísimo nivel en la enseñanza de la fotografía, en el que se imparten abundantes cursos y seminarios.
De modo asombroso, el paso de los años ha hecho que la obra fotográfica de Robert Capa y su prestigio como fotoperiodista aumente más y más su importancia y calado cada día, hasta llegar al momento presente, 70 años después de su muerte.
Fue y sigue siendo uno de los fotógrafos más importantes e influyentes de todos los tiempos.
De hecho, durante los últimos años, se han generado insólitos niveles de interés y expectación por las fotografías realizadas por Capa durante sus 22 años de carrera profesional, y siguen celebrándose una y otra vez exhibiciones fotográficas por todo el mundo, con imágenes creadas por él y masiva afluencia de espectadores.
La génesis de este modesto artículo se inició a partir de una entrevista con John G.Morris (el mejor amigo que tuvo Robert Capa junto con David Seymour Chim y Werner Bischof) el 12 de septiembre de 2009 en su casa de París y posterior conversación de varias horas en un restaurante de la capital francesa, en la que se abordó la posibilidad de ir a Vietnam del Norte e intentar seguir la ruta de Robert Capa durante sus dos últimos días de vida, el 24 y 25 de Mayo de 1954.
John G. Morris recordaba con todo lujo de detalles el cablegrama que a principios de mayo de 1954 le envió Robert Capa desde Tokyo a Armonk, Westchester (Nueva York) y en el que le decía que había aceptado la oferta de Ray Mackland (editor de fotografía de la revista Life) de sustituir durante cuatro semanas a Howard Sochurek (fotógrafo de Life) y cubrir la Guerra de Indochina entre Francia y el Vietminh en Vietnam del Norte a partir de la tercera semana de 1954.
Plenamente conocedor de los peligros de dicha guerra, el 30 de abril de 1954 John G. Morris llamó por teléfono a Robert Capa desde Nueva York a Tokyo. El sonido no era muy bueno, por lo que le gritó a Capa : ¡ No debes ir allí ! ¡ No es tu guerra, es muy peligroso !.
Y Capa le contestó : ¡ No te preocupes ! ¡ Son sólo dos semanas ! .
Esa fue la última vez que pudo hablar con él.
Después, Robert Capa le escribió dos cartas : la primera el 1 de mayo de 1954 desde la oficina de Time / Life en Tokyo en la que le decía que sentía mucho que la comunicación por teléfono entre ambos el día anterior hubiera sido tan breve, y la última una carta sin fecha que le envió Capa desde Hanoi (probablemente escrita el 9 de mayo de 1954) en la que le decía que acababa de regresar de Laos y que iba a intentar realizar otro reportaje fotográfico en Vietnam del Norte.
Después, entre 1954 y 1961, John G. Morris habló varias veces con Julia Friedmann (madre de Robert Capa) y su hermano Cornell Capa (fundador del ICP de Nueva York), y pudo recabar de ambos algunos datos importantes que habían obtenido entre el 26 de mayo de 1954 y el 11 de junio de dicho año (día del entierro de Robert Capa en el cementerio de Amawalk, Nueva York, con presencia de Cornell Capa, Julia Friedmann, madre de Robert Capa, su hermana mayor Hani Berkovits y su hermana pequeña Piroska Berkovits, así como John G. Morris que fue quien organizó el sepelio) de los oficiales franceses que habían acompañado a Capa durante sus dos últimos días de vida, así como del tanatorio Louis Cruc de Hanoi al que fue llevado el cuerpo sin vida de Robert Capa tras pisar la mina.
Muchos de dichos datos me fueron relatados en París el 12 de septiembre de 2009 por John G. Morris, que me animó a viajar a Vietnam, y aparecen en este artículo.
Cuatro años después, durante la primera semana de enero de 2013 tuve varias conversaciones en Pound Ridge (Nueva York) con la fotógrafa Lisl Steiner (gran amiga de Julia Friedmann),
que también me relató algunos datos importantes de los que le había informado la madre de Robert Capa en 1960 y 1961 (entre ellos una llamada telefónica que le hizo Capa desde Nam Dinh a Nueva York el 19 de mayo de 1954, en la que le explicó la increíble belleza y colorido de los paisajes y la población rural de Vietnam) y lo muy convulsas que habían sido las últimas horas de vida de su hijo Robert Capa entre Nam Dinh y Thai Binh (Vietnam del Norte) el 25 de mayo de 1954.
Julia Friedmann, madre de Robert Capa, sentada junto a la tumba de su hijo en el Cementerio de Amawalk (Nueva York) tras llorar desconsoladamente durante varios minutos. Octubre de 1961. © Lisl Steiner
Lisl Steiner también me animó a realizar el viaje a Vietnam, al igual que Claire Yaffa, reconocida fotógrafa norteamericana que tuvo gran amistad con Cornell Capa, su esposa Edith Schwartz y Richard Whelan (gran biógrafo de Robert Capa y autor del mejor libro publicado hasta la fecha sobre la figura de Edward Steichen).
Fueron cinco días durísimos de estancia en Vietnam entre el 11 y el 16 de octubre de 2013, con tremenda humedad, sudor a mares en todo momento, horarios completamente distintos, hubo que caminar 128 km ( haciendo cuatro veces la ruta de aproximadamente 32 km que siguió la columna francesa desde que salió de Nam Dinh hasta el lugar en el que Robert Capa pisó la mina), pero siempre con el estímulo de contemplar in situ un país bellísimo y sentir la gran hospitalidad de sus gentes.
Después, en noviembre de 2013, Lisl Steiner, Alfred Weidinger (Director del Museo Belvedere de Viena) y el autor de este artículo tuvieron una conversación en el interior de dicho museo
en la que Alfred Weidinger, gran apasionado de la fotografía, expresó su entusiasmo al conocer los detalles del viaje a Vietnam, realizado un mes antes, y como Robert Capa había luchado por hacer las mejores fotos posibles hasta su último aliento.
Hubo además un factor fundamental en el plus motivacional de este viaje a Vietnam realizado con muy pocos medios y circunstancias con frecuencia de extrema dureza: la intensidad emocional generada por la gran labor de Cynthia Young, que tuvo que tomar las riendas de la colección Robert Capa del ICP como curator de la misma en los momentos más difíciles, tras la muerte de Richard Whelan en 2007 y Cornell Capa en 2008.
Cynthia Young ha llevado hasta sus más altas cimas el conocimiento sobre Robert Capa a nivel mundial, dando a conocer su obra, cuidando con gran pasión los más de 70.000 negativos y 8.000 copias vintage existentes de sus fotografías, editando excelentes libros sobre su obra fotográfica, dirigiendo muchas exhibiciones internacionales sobre su figura y fotos, y admirando en profundidad el sentido de la composición de Robert Capa en sus imágenes, muy sofisticado y meritorio para su época, ya que normalmente trabajaba bajo presión y a gran velocidad.
En este sentido, su libro Capa in Color es una auténtica obra maestra, tanto en textos como en selección de imágenes, sin olvidar la la magistral labor de escaneado, corrección de color e impresión que hicieron Nikol David y Satomi Shirai con las diapositivas Kodachrome formato 24 x 36 mm y Ektachrome de formato medio expuestas por Robert Capa entre 1947 y 1954, incluyendo dos de las diapositivas Kodachrome expuestas por Robert Capa durante sus últimos minutos de vida en Vietnam,
que aparecen reproducidas en este libro (que salió al mercado en febrero de 2014) con una extraordinaria calidad de imagen y en tamaño doble página 30,5 x 43 cm ( páginas 198-199 y 200-201).
NAM DINH-THAI BINH, 70 AÑOS DESPUÉS
Hoy en día, en 2024, 70 años después de la muerte de Robert Capa, la ruta Nam Dinh-Thai Binh a través de la cual vivió Robert Capa sus últimas horas de vida el 25 de mayo de 1954
está al igual que entonces jalonada por bellísimos paisajes
y sigue siendo una zona esencialmente agrícola (siempre fue el granero por excelencia de Vietnam, con extensísimos arrozales por doquier), ganadera y textil, pero con una enorme proyección de futuro,
cimentada también en la producción de bambú (material de gran flexibilidad, resistencia y duración) muy usado en construcción y que se exporta a todo el mundo,
los objetos de madera tallados artesanalmente por los campesinos con asombrosa habilidad heredada de sus antepasados,
un entramado de vías fluviales que desde tiempo inmemorial han sido una arteria económica vital de Vietnam y sus gentes,
aportando una permanente fuente alimenticia y de agua a las comunidades residentes junto a ellas,
así como una muy alta tasa de natalidad.
Son gentes tranquilas y sencillas, enmarcadas predominantemente en paisajes rurales, con muchísimo encanto, exotismo, belleza, serenidad y un gran sentido de la hospitalidad.
Núcleos de población en los que la pesca fluvial,
la agricultura, la artesanía de la madera,
y una industria textil (sabiamente diversificada en telares, talleres-sastrerías y uso masivo de máquinas de coser industriales mayormente mecánicas por personal muy cualificado caracterizado por su gran experiencia, habilidad y dominio de su oficio) que es hoy por hoy un referente internacional, son los principales motores laborales de comunidades palpitantes organizadas con grandes niveles de eficacia y en las que
las bicicletas y sobre todo las motocicletas de pequeña y mediana cilindrada se han convertido en el medio de transporte de elección mayoritaria para garantizar la movilidad y rapidez en los desplazamientos.
Un Vietnam muy dinámico y con gran proyección de futuro, cuyos más importantes valores al alza son
una cultura que otorga gran valor a la familia y la comunidad,
una educación primaria y secundaria de gran nivel, especialmente en el ámbito de las ciencias y la tecnología, así como la impresionante pericia y capacidad de trabajo de sus habitantes en el ámbito de la formación profesional, ya que el pueblo vietnamita posee un increíble talento natural para los oficios y todo tipo de labores que precisen notable destreza manual, lo cual tiene como resultado la fabricación de productos de muy alto nivel cualitativo, duración en el tiempo y precio enormemente competitivo, que permite el establecimiento de múltiples sinergias tanto con otros países como con diferentes empresas supranacionales.