Leica IIIa 238716 : la cámara con la que Alfred Eisenstaedt hizo su icónica fotografía Beso en Times Square el 14 de agosto de 1945

Texto y Fotos : José Manuel Serrano Esparza

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El 25 de mayo de 2013 fue vendida en Westlicht Viena (la más importante sala de subastas de cámaras y objetivos clásicos del mundo) la cámara Leica IIIa telemétrica número de serie 238716 con la que Alfred Eisenstaedt (uno de los más importantes e influyentes fotoperiodistas de todos los tiempos, que consiguió nada menos que 92 portadas en la revista Life con imágenes creadas por él, además de haber viajado por todo el orbe haciendo 2.600 misiones fotográficas para Life entre 1936 y principios de los años noventa) hizo la famosa fotografía del marinero norteamericano besando a una enfermera en Times Square, Nueva York, el 14 de Agosto de 1945, Día de la Victoria Sobre Japón.

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Vista frontal de la Leica IIIa (número de serie 238716, fabricada en 1937) con objetivo Leitz Summitar 5 cm f/2 y visor VIOOH número de serie 60637 delante de una fotografía hecha a Alfred Eisnsestaedt por Bill Shrout pocas horas antes de que el gran fotógrafo captara su más icónica imagen del marinero y la enfermera besándose en Times Square, Nueva York.

© Alfred Eissenstaedt / Time & Life

La mundialmente famosa fotografía captada por Alfred Eisenstaedt en Times Square, Nueva York, el 14 de agosto de 1945 durante la celebración del V-J Day.

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Vista delantera de la Leica IIIa de Alfred Eisenstaedt acoplada a un objetivo Summitar 5 cm f/2. Montado sobre la zapata de accesorios está el visor externo original VIOOH número de serie 60637.

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Imagen boca arriba de la Leica IIIa VJ-Day con Summitar 5 cm f/2 y visor externo VIOOH.

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Vista alta trasera de la Leica IIIa V-J Day con Summitar 5 cm f/2 y visor externo VIOOH.

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Primer plano de la zona trasera del visor original externo número de serie 60637 de la Leica IIIa V-J Day de Alfred Eisenstaedt.

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Vista frontal aérea de la Leica IIIa-VJ Day con Summitar 5 cm f/2 y visor VIOOH. Eisie había utilizado previamente con esta cámara un visor externo VIDOM de un prisma, que no le gustaba porque mostraba una imagen invertida de izquierda a derecha y tenía que ser ajustado cada vez que hacía una foto vertical, por lo que en 1939 lo cambió por un visor externo VIOOH, que tiene dos prismas en el ocular y significó una mejora considerable, ya que al incorporar corrección lateral, era mucho más fácil de usar. 

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Primer plano frontal del visor externo original VIOOH número de serie 60637 de la Leica IIIa V-J Day de Alfred Eisenstaedt. La calidad de mecanizado del metal y precisión de fabricación 100% artesanal, siguiendo pautas constructivas con tolerancias muy estrictas, es simplemente soberbia e inherente a una época en la que todas y cada una de las fases de producción se realizaban de modo totalmente manual en la fábrica Ernst Leitz Wetzlar (Alemania).

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Leica IIIa V-J Day de Alfred Eisenstaedt con su correa de transporte original de cuero.

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Vista superior de la Leica IIIa VJ-Day de Alfred Eisenstaedt con Summitar 5 cm f/2 y visor original externo VIOOH.

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Objetivo Leitz Summitar 5 cm f/2 de 7 elementos en 4 grupos y 10 palas de diafragma, diseñado por Max Berek, Jefe del Departamento Óptico de Ernst Leitz Wetzlar desde 1923 hasta 1949, y acoplado a la Leica IIIa V-J Day de Alfred Eisenstaedt. Tanto el mecanizado del latón cromado del objetivo como especialmente el meticuloso acabado del estrecho aro de enfoque estriado son excelentes. 

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Vista diagonal izquierda del visor original externo VIOOH de la Leica IIIa V-J Day de Alfred Eisenstaedt. Aunque esta cámara telemétrica, última con montura de rosca LTM39 diseñada por Óskar Barnack en 1935 (sólo un año antes de su muerte el 16 de enero de 1936), obtenía una gran precisión de enfoque gracias a su visor telescópico con magnificación 1,5 x, el uso por Eisie del visor externo VIOOH le permitía encuadrar con mayor precisión, subsanando en gran medida el error de paralaje típico en estas cámaras de visor directo.

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UNA SUBASTA CON GRAN ÉXITO

Desde el principio, estaba claro que la subasta de esta cámara Leica IIIa utilizada por Alfred Eisenstaedt para captar su famosa foto » Beso en Times Square » entre el marinero norteamericano y la enfermera el 14 de agosto de 1945 durante la celebración del V-J Day, catalizaría pujas muy altas, por varios motivos importantes :

a) Era una de las cámaras que habían sido utilizadas por Alfred Eisenstaedt, uno de los más eximios e influyentes fotógrafos en la época dorada del fotoperiodismo y de todos los tiempos.

b) Después, de ser hecha esta fotografía por Alfred Eisenstaedt con esta cámara probablemente preconfigurada a f/8,

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cargada con película de blanco y negro Kodak Super-XX ISO 200 y siendo revelado el rollo de película de 35 mm posteriormente con Kodak D-76 durante veinte minutos a 68º Fahrenheit, la foto fue publicada en la página 26 de Life magazine del 27 de agosto de 1945, que consiguió unas ventas de millones de ejemplares por todo el mundo, de tal manera que esta imagen se convirtió en una de las fotografías más famosas de la historia.

c) De modo asombroso, en 1993 (cuarenta y ocho años después de ser hecha la célebre foto » Beso en Times Square » ), dos años antes de su muerte, este auténtico genio y figura de la fotografía, al que el Presidente de Estados Unidos Bill Clinton le había encargado que hiciera sus retratos de familia en la Granary Gallery de West Tisbury en Martha´s Vineyard (Massachussets),

© Alfred Eisenstaedt / Time Life

había creado las imágenes de dicha sesión fotográfica de Bill Clinton, su esposa Hillary y su hija Chelsea en distintas posiciones con esta misma cámara Leica IIIa número de serie 238716, usando un solo rollo de película de blanco y negro con luz ambiente, tras visitar varias veces durante los días previos el lugar, midiendo con un fotómetro diferentes puntos desde los que hizo las fotos.

© Alfred Eisenstaedt / Time Life

Y ciertamente, la gran expectación que había generado desde varios meses antes esta Leica IIIa con la que Alffred Eisenstaedt hizo su icónica foto » Beso en Times Square » tuvo como resultado una puja muy disputada entre compradores con gran conocimiento y mucho poder adquisitivo, hasta el punto de que tuvieron lugar algunos momentos de bidding war (lucha a brazo partido para conseguir comprar un artículo en subasta), algo frecuente cuando se ponen a la venta productos de este nivel, muy valiosos, repletos de historia, simbolismo y que experimentan una notable revalorización con el paso del tiempo.

© Claire Yaffa

Alfred Eisenstaedt dentro de su apartamento/oficina en la planta 28ª del Edificio Time & Life en Manhattan. La fotógrafa Claire Yaffa, que fue gran amiga suya durante tres décadas hasta la muerte de Eisenstaedt en 1996, le hizo esta foto a mediados de los años ochenta, y pudo ver como este gran maestro de la fotografía tenía miles y miles de copias en papel de fotos que había hecho desde finales de los años veinte, metidas dentro de cajas, y gracias a su prodigiosa memoria, sabía donde estaba cada una y recordaba con todo detalle el año, sitio y circunstancias en que había captado las imágenes.

El precio de salida de la subasta de esta cámara en el Catálogo Westlicht Photographica Auction fue de 12.000 euros, pero en un abrir y cerrar de ojos,

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alcanzó la cifra de 26.000 euros, que rápidamente desembocó en batalla campal entre pujadores de todo el mundo, que hicieron nuevas ofertas de compra una y otra vez,

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hasta alcanzarse con prontitud la cifra de 44.000 euros.

Tras ello, las pujas siguieron ascendiendo de modo constante,

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y pocos segundos después,

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Era palpable que esta cámara se había convertido en objeto de más que notable deseo, por lo que las pujas siguieron creciendo,

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hasta superar la frontera de los 75.000 y 80.000 euros.

Poco después, tuvo lugar otro momento de inflexión,

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cuando la cámara alcanzó una cotización de 95.000 euros,

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generándose instantes de gran intensidad emocional dentro de la Sala de Subastas Westlicht Schauplatz für Fotografie, y pese a la presión, la mesa de subastas (integrada por Niki Schauerhuber, Jonny Glanz y Olivia Coeln) controló la situación en todo momento, con gran profesionalidad y experiencia.

Finalmente, la puja ganadora alcanzó la cifra de 114.000 euros, entre aplausos del abundante público asistente en Viena (Austria).

Pocos minutos después de captar la icónica foto » Beso en Times Square » el 14 de agosto de 1945, Alfred Eisenstaedt se hizo fotografiar besando a su esposa Kathy en Times Square a muy pocos metros del lugar exacto en el que hizo dicha foto con la Leica IIIa número de serie 238716 fabricada en 1937, metida en su estuche de cuero y con la correa de cuero de transporte que cuelga de su hombro izquierdo. Es también visible el visor original externo VIOOH número de serie 60637 montado sobre la zapata de accesorios de la cámara.

Hay que destacar también el hecho de que la cámara Leica IIIa no fue un modelo de producción limitada o prototipo y se fabricó en grandes cantidades (91.887 unidades cromadas y 800 negras, producidas entre 1935 y 1948), por lo que no está considerada una cámara de coleccionistas (aunque casi 90 años despues de su introducción en 1935 sigue siendo una herramienta fotográfica de gran nivel y fiabilidad, que puede producir excelentes fotos en simbiosis con ópticas intercambiables de época, muchas de las cuales generan gran calidad de imagen y una bella estética vintage).

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Y ello dice mucho en favor del prestigio de Alfred Eisenstaedt como fotógrafo y el carácter atemporal de sus icónicas imágenes, que figuran por méritos propios entre la flor y nata de la Historia de la Fotografía.

Primer párrafo del Capítulo 14 My Way With The Leica (escrito por Alfred Eisenstaedt cinco meses antes de hacer su famosa foto » Beso en Times Square» el 14 de agosto de dicho año), en la página 245 del libro Leica Manual de Willard D. Morgan & Henry M. Lester, edición de Abril de 1945 : 

» Me gusta la gente, y me gusta fotografiarles sin que estén posando, con la máxima discreción y ausencia de protocolo posibles. Cuando la gente aparece posando en actitud forzada, no son ellos mismos y las fotos lo revelan. Me gusta captar a la gente y las cosas que les rodean todo lo posible tal y como yo les encuentro, eligiendo sus actitudes más expresivas para mis fotos. Conseguir ésto precisa una cuidadosa observación, coordinada con la disponibilidad inmediata de mi cámara. Hasta tal punto se ha convertido mi Leica en una parte de mí — virtualmente una extensión de mis manos — , que la cámara y yo trabajamos al unísono. Mis reacciones son transmitidas al instante al obturador, permitiéndome casi siempre hacer fotos conforme a mi visión mental de lo que yo quiero plasmar » .